“La mujer de blanco” Poemas de José Miguel Junco

José Miguel Junco Ezquerra (Las Palmas de Gran Canaria, 1951)

Presentamos en la revista Trasdemar una muestra poética del autor José Miguel Junco Ezquerra (Las Palmas de Gran Canaria,1951) Licenciado en Historia y en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna. Actualmente jubilado, ha sido profesor de inglés de Secundaria. Recibió la Mención especial del jurado del Premio Internacional de Poesía Tomás Morales en1992 y ha publicado once libros de poesía, entre ellos el más reciente titulado “Voces” de Mercurio editorial


LA MUJER DE BLANCO

Se sentaba frente al balcón
y escribía árbol en el cuaderno
Así como es un árbol
con la savia y la raíz del árbol
con el tronco del árbol
y las ramas del árbol

Y se le llenaba de árboles el cuaderno
de hojas se le llenaba el cuaderno
y hasta de bosques y de pájaros
y de nidos se le llenaba

Después iba poniendo comas
entre los árboles y puntos y comas
y puntos suspensivos y paréntesis
y dejando un espacio donde iban los espacios

O escribía noche en el cuaderno
Pero noche como de verdad es la noche
con sus misterios y su lunas
con sus estrellas disecadas
con sus aullidos y sus lobos

Y se le ponía la noche en el cuaderno
y se le llenaba el cuaderno de estrellas
y se oían los aullidos de los lobos
y ella tenía que ir puntuando los aullidos
y poniéndole comas a las estrellas

O escribía mar en el cuaderno
Pero mar como es el mar
con todo el oleaje y el salitre
con sus barcos y peces de colores

Y se le llenaba de mar el cuaderno
de peces se le llenaba el cuaderno
de barcos se le llenaba
Y ella venga a ponerle comas y puntos

O escribía sobre la vida
Así como es la vida
con sus venturas y sus desventuras
sus luces y sus sombras
sus diástoles y sístoles

Y toda la vida se le volcaba en el cuaderno
mientras ella iba poniendo comas y puntos
y puntos suspensivos y paréntesis
y dejando espacios para coger aire

Después guardaba aquel cuaderno en la gaveta
con árboles y pájaros y aullidos en la noche
y mares con sus peces y barcos que zarpaban

Y se desvanecía en la inquietud del sueño
Así como es un sueño
con sus comas y puntos suspensivos
sus interrogaciones sus paréntesis
sus muchos despertares sus tiempos sus espacios

Del poemario: “Voces” Mercurio Editorial 2020


AGUJERITOS

El abuelo cavaba impenitente en la memoria
porque no tenía otra manera de enfrentar
los continuos embates del tiempo
y albergaba el temor de verse en la encrucijada
de no saber qué camino seguir
ni en qué parada era que debía bajarse
ni cómo se llamaba el hombre de la frutería.

El tiempo le iba haciendo agujeritos en la memoria
y no encontraba la forma de remediarlo.
En objetos perdidos creían que estaba loco,
en la seguridad social le repetían
que no tapaban agujeros,
en la farmacia le pedían la receta,
los vecinos le advertían de que se abrigara.

Al abuelo no le gustaba depender de nadie.
Cada uno en su casa, decía el abuelo,
cada uno con sus cosas, decía.
Hay asuntos que no se pueden compartir:
la dignidad de uno no se puede compartir
porque la dignidad es indivisible, decía.

Por eso es que todo el rato cavaba en la memoria.
No era para vengarse que cavaba,
ni para buscar los huesecitos de los amigos,
ni porque tuviera la intención de plantar allí un árbol,
ni para ver de encontrar huellas de un viejo amor,
ni por hacer ejercicios cavaba.

No era por eso que el abuelo cavaba
sino porque nadie le hacía caso
y él notaba que cada vez tenía más agujeros
y seguía cavando día y noche sin parar
no fuera a ser que se le borraran todos los recuerdos
y ya no supiera qué camino seguir
ni en qué parada era que tenía que bajarse
ni cómo era que se llamaba el hombre de la frutería.

A mí también, incorregible, el tiempo
me está empezando a hacer agujeritos.
Y me pongo a cavar, impenitente,
con el abuelo en la memoria,
los dedos del abuelo en la memoria,
las uñas del abuelo en la memoria.

Para no perderme en el camino de vuelta
y saber en qué parada tengo que bajarme
y cómo es que se llama el hombre de la frutería.
Porque hay asuntos que no se pueden compartir.


Del poemario: “Voces” Mercurio Editorial 2020


Del poemario inédito: Ojo de buey

LA CAÍDA

No es en sí la caída,
ni el batir de los brazos,
ni el desvelo en los ojos,
ni el temblor que provoca.

Lo que importa de veras
y de veras conmueve
es el gesto de erguirse,
el impulso de alzarse.

Lo que tiene de hazaña
el afán de los dedos
tanteando en lo oscuro
el apoyo preciso.


RESERVAS

Algunas veces tenemos la intuición
de que van a venir tiempos sombríos
y nos van a poner cabeza abajo.

Entonces nos nace la costumbre de pensar
cosas inverosímiles que luego moldeamos lentamente
y solemos guardar en la memoria.

Palabras talismán hasta ahora nunca dichas
que definen ocultos pensamientos
con los que imaginamos las cosas necesarias
para hacernos valer.

Por si ocurre que inesperadamente despertamos
en la época de las desolación y los murmullos
y no hay nada que llevarse a la boca.

Y comenzamos a sentir cómo la soledad
se desprende debilitada de las ramas del árbol
y se nos eternizan los otoños.

Será entonces el tiempo de recurrir a las cosas guardadas
y cavar hoyos en las medianías de la memoria
convencidos de que en cualquier momento
desde lo hondo brotarán con alas.

Y quizá de esa forma podamos combatir la soledad que cae
de las ramas del árbol en los otoños eternos
sin tener siempre que pagar tributo.

Por eso es que nos nace la costumbre
de imaginar cosas que nos mantengan a flote
y guardarlas sigilosamente en la memoria:
por si viene la época de los tiempos sombríos.


AGRIMENSOR

Antes, para calcular la distancia,
extendíamos los brazos hasta el límite
y aun así no éramos capaces de abarcarlo todo.

El excedente que no podíamos cubrir
solíamos calcularlo con la vista
y de esa forma teníamos una idea
del tiempo que nos quedaba.

Ahora, para medir el trecho que nos queda
utilizamos pulgar y corazón
dejando al corazón casi en el aire
para que las distancias parezcan mayores.

Lo triste es plantearse de qué modo
y usando qué recursos
vamos a poder medir mañana.
Y especialmente qué es lo que vamos a medir.

Tal vez la única posible solución consista
en ponerse a caminar en círculo
mientras el cuerpo aguante
y se las arregle para girar en cada curva.

O eso o dar la batalla por perdida.
Con el rostro pegado al cristal
haciendo el cálculo en sentido inverso.


REBELDÍAS

Cuando llegue el momento
de cerrar las compuertas
y las voces se apaguen.

Cuando un pájaro anuncie
con un trino solemne
que se acaba la vida.

Cuando en pleno deliro
el cerebro trastoque
la sonrisa y el llanto.

Cuando empiece impasible
a zarpar una barca
sin destino y sin rumbo.

Abrir mucho los ojos
cual si todo volviera
a ubicarse de nuevo.

Y tener la osadía
con voz firme y rotunda
de engañar a la muerte.

Y ya luego dejar de oponer resistencia.
Porque pronto supimos que partir
era la letra chica del contrato.


José Miguel Junco Ezquerra, nacido en Las Palmas en 1951, es Licenciado en Historia y en Filología Inglesa por la Universidad de La Laguna. Actualmente jubilado, ha sido profesor de inglés de Secundaria. Recibió la Mención especial del jurado del Premio Internacional de Poesía Tomás Morales en 1992. Ha publicado once libros de poemas individuales (el último “Voces” Mercurio Editorial, 2020) y ha participado en varios proyectos y publicaciones colectivos. Ha prologado diversos libros de poemas de distintos autores. Ha colaborado en diversas revistas literarias y participado en presentaciones y recitales en las distintas islas así como en algunas Comunidades de la península.

Libros publicados

-Voces (Mercurio Editorial. Las Palmas, 2020)
-La mujer de lava y otros poemas (Ediciones La Discreta. Madrid. 2016)
-Oasis (Ediciones Vitruvio. Madrid, 2014)
-Sonetos. (Ediciones Nace. Canarias, 2014)
-Cierta forma del viento en los cabellos (Ediciones La Discreta. Madrid, 2011)
-Países extranjeros (Ediciones La Discreta. Madrid. 2004)
-Los días contados (Ediciones digitales menosletra. Las Palmas, 2002)
-El hombre de salitre y otros poemas (Huerga & Fierro editores. Madrid, 2000)
-Cambios de ritmo (Edición del autor. 1997)
-Hacer las paces (Mención especial jurado premio internacional de poesía Tomás
Morales 1992. (Ediciones Cabildo Insular de Las Palmas, 1993)
-Telegrama a una estrella (Edición del autor, 1989)

Un comentario

  1. Hace muchos años coincidimos en la vida.ultimamente lo leo
    Será uno de nuestros mejores poetas.la vida nos ha distraído
    Yo no sé quién eres tú ni tú quien soy yo
    Pero suerte en lo que hizo,hace y hará.

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