“Dos silencios juntos hacen ruido” Poemas de José Ángel Bratini

Desde la Revista Trasdemar presentamos una selección de voces contemporáneas con motivo de la semana del Día Mundial de la Poesía 2022
Fotografía cortesía del autor para Trasdemar

Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de nuestro colaborador José Ángel Bratini (Sabana de la Mar, República Dominicana, 1987) Poeta y ensayista, también se dedica al periodismo. Actualmente reside en Santo Domingo, Distrito Nacional, ciudad a la que se mudó a estudiar Letras puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Pronto se rodeó de una ambiente literario casi permanente, conociendo grupos como el taller literario César Vallejo y el Círculo Literario el Viento Frío. Ha publicado cinco poemarios: el primero en 2013, “El álbum-K”, Premio Poesía Joven Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2012; a este le sigue “De leyendas”, en 2016, con Editora Nacional; en 2017 el libro doble que incluye “Teoría del cuerpo” y “Flores de beleño”, con la editora española independiente Amargord, para su colección Autores Dominicanos y “Los enviados” (Amargord, 2021) del cual ofrecemos una muestra selecta en nuestra sección “Conexión Derek Walcott”

y la alegría que mueve las ramas y hace saltar

las piedras de los ríos

JOSÉ ÁNGEL BRATINI

UN MUNDO LLENO

Dos silencios juntos hacen ruido
dos corazones latiendo son como un mar presuroso
la soledad se ha hecho tan grande que es casi un hecho
que hay desaliento en las calles
que la ciudad está arropada
como se arropan los muertos, en medio
de un silencio tétrico, en la sombra
todo hecho huesos
todo acabado en el momento
ni siquiera perfecto
el instante, casi cero, casi nada
entre vertiginosas elipses
que caen como todo cae en el espacio.
Giros y giros crearon el universo,
la electricidad y el calor explotaron,
por el frente de mi casa pasaron los caballos y las vacas
levantando el polvo de aquella explosión,
la voluntad de un dios que despertaba
gigante, ciego entre la nada, sin voces
aplastado, sin dimensiones.
He aquí que al mundo, o lo que había,
comenzó a nacerle ramas,
de repente había suelo en que pisar

y se escuchó tras una montaña,
—que ya las había—, el relincho de un potranco.
Se escuchaba, se empezó a escuchar,
había cosas que oír, los truenos, los volcanes,
los combates de los titanes,
llegó el mar y hubo tanta lluvia
que la tierra humedeció y se quedó verde
para siempre, poblada de cuerpos y almas
de voces que van de una boca a otra
de un coche a otro, de casa en casa
todo se convierte en avenida,
es un mundo que parece perfecto ahora,
un mundo lleno, repleto
donde dos silencios hacen ruido.


AQUÍ LOS DOS

Todo llega tarde a nuestros ojos,
el primer día que te vi,
te vi un segundo tarde, un parpadeo
media entre lo que veo y lo que eres
una gota insignificante del tiempo
donde cabe, talvez, todo el misterio
de una emoción, de un corazón como el nuestro,
que se hizo tarde, que nos encontramos tarde
y nos hicimos tarde el amor.
Eran las cinco y cuarto en el canto del gallo

cuando abrí los ojos y, estaban ahí
los tuyos tarde, como llegamos
a este encuentro caminando por playas,
kilómetros de playa, caminamos
para llegar tarde de la mano
hacia un crepúsculo, un espectáculo divino
que nos llega, colorido y tarde
como se tardan las lluvias en estos tiempos
de cielos tan grises, tan asfixiantes,
sin vuelos de pericos verdes
ni carpinteros martillando, sin nada, siquiera
que se arrastre, salamandra sin agua,
del desierto, animal sediento,
salgo a buscar la presa, el destino
lo que me espera, el mundo lleno de adversarios
y yo sin una antorcha, sin el fuego
me siento arrojado al gran abismo,
a la tierra junto a hombres de pesada frente:
villanos, astutos zorrijuelos huelen que tiemblo,
huelen mis años y mis carencias,
buscan la carne blanda para morderme,
romper mis huesos y dejarme a la carroña.
Pero dios corona mis lamentos con misericordia
y cuando arrecian las tribulaciones,
él fortalece mi alma y se ríe mientras me ve
como rama azotada por aire, me ve
despellejado, —es un torturador mi dios—
y no me importa, estamos aquí los dos,
él más alto, yo más bajo, él lo puede todo

y yo no puedo nada, pero donde yo estoy
él también está, y lo que tengo
también lo tiene él
a mí me falta todo de cuanto él carece.
Por eso estamos tarde,
de la mano por el campo, viendo todo lo hermoso,
la flor silvestre, chiquitita y morada en la maleza,
el framboyán dorado, el río que pasaba cerca,
¿estarán ahí todavía?
lo mismo, me pregunto de tus ojos…


COMO GIORDANO BRUNO

No creas que no río, vida
al recordar mis momentos más pequeños
junto a ti que corrías sobre la hierba marrón
empujada por la brisa yo te he visto en los campos
descalza en la grama con tus tobillos blancos
y tu risa que se hacía menuda entre las hojas silbando.
La lluvia viene por ahí buscando juegos
la esperan las uvas del sur que hemos visto en los mercados
para jugar con ella están a la espera también
los niños de mi calle,
el perro se metió bajo la escalera
y escarbó su sueño de madriguera,
el pájaro en la rama buscó cobijo
y yo te celebro bajo la chorrera de mi techo

porque te conozco
sé que eres tú y no el hombre solo
—autora de tumbas y nacimientos—
te conozco, te he visto en mis pasos
pasar volando te he visto en alas de cada pájaro
y reconozco con humildad que algo mayor empuja
más allá del sol te hayas repartida entre los mundos
y te sueño como Giordano Bruno
en infinitud y gracia divina.
Cuando lleguemos lo más lejos posible
será en verdad tuya la llegada
no hay conquista nuestra que no sea por ti
y que no sea tuya.
Algún día conoceré tu piel invariable
el en sí de tu contextura.


EL MUNDO ES MUNDO

Un geógrafo de Mileto
fue el primero
en decir que el mundo era mundo, —y lo era…
hasta hoy es cierta esta medida, sombra de pirámide
erguida sobre estas arenas en que la sed se pasea
austera como Hiparquía,
la primera que defendió su inteligencia y no sus telas,
la dama de kyon y hermana de los kynikos.
Pues este es el mundo, con orificios por donde se cuelan

las luces de los astros como imaginaba Anaximandro,
luces que brillan eternas sobre rascacielos,
tragadas por ciudades increíbles, de muchas lenguas y
trabajos que hacen posible la felicidad, la Navidad
y las vacaciones de turistas en mi isla,
en mi encuentro conmigo mismo están las luces de esas estrellas,
sobre mi cabeza y mi reflejo en la espuma del oleaje.
Hay mundo —pues digo—, no es un misterio,
lo ha llenado la infinitud y lo indeterminado
para determinar la silla en que me siento y aislarme
en el ser viviendo, este yo en que me acomodo
y me recuerdo mi pasado y lloro de vez en cuando
—creo—, como todos. Soy mi vida
y también estoy en la vida de otros que están en la mía,
sus narices perfectas y orejas grandes delatan inteligencia.
—Las cosas del mundo, del mundo lleno—, dijo el enviado.
Tras el polvo y la explosión, sigue arrojado
con tal furia, con tal aliento, rabia de algo más que dioses,
destino, catástrofe, quién sabe…
solo la virtud ha sido barca, solo el hombre bueno se aparta del sol
para no privar al humilde de la luz,
solo así el uno cambiaría su vida por la del otro,
para dar fe y testimonio, que el mundo es mundo
ante los ojos del hombre bueno.


CORAZÓN GENERAL

Uno debe sentar la sinceridad frente al espejo y no odiarse
dios perdona pero no es estúpido, él no se suicida
ni se deprime eternamente,
entonces qué hace uno sufriendo por problemas inventados
en un recibo de deudas superficiales como la calidad de vida
que prometen esos paquetes de seguridad social
y funerarios, porque ni la santa muerte, ni a esa santa…
hay problemas más humanos, de corazones
rotos por las promesas, por los delirios
y las flaquezas en que se hunde la carne viva
el aliento cercano de la lluvia de esos días de nostalgia
el alcohol en los vasos con hielo y la lágrima exacta
de quien ha dañado o perdido el amor sin quererlo,
perdido en su desierto, contemplando la herida del horizonte
llorando en el aullido de la bestia más herida
no hay averno más profundo que los ojos cerrados
de un alma rota, rechazada por la risa
y la alegría que mueve las ramas y hace saltar
las piedras de los ríos.
Que la verdad sea mi barca y mineral
sepa un dios mis deseos y guarde mis palabras en olla dorada,
aunque lleguen tormentas y se arrojen sobre mí las tribulaciones
contaré cuanto me pasa en el agua cristalina
en la fuente de los días claros y el amor puro, solidario,
al lado de mis hermanos, de mi amor, quiero ser bueno
como lo soy conmigo, tanto, demasiado, insuficiente para el árbol
de los formales triunfos de la caballería armada de tarjetas premium
y un auto veloz o dos o uno distinto cada año,

placeres ordinarios de los que no gozo ni envidio,
dios bendiga la fortuna de los ricos,
la opulencia ansiada por las damas, finas y hermosas
señoritas que sueñan con su hombre solvente
y novedoso, la vida bella, increíble como en sueños…
seamos todos ricos algún día y que se acabe el mundo
entre las risas de todos; elevémonos…
santos caminos nos esperan, avatares,
enseñanzas y grandes tragedias, como Stalingrado, Kursk y Somme
en ríos de sangre que corren hasta hoy en fotografías grises
y memorias aterradoras que superan todas las pesadillas
de la breve existencia quisqueyana, que no es
la que cuento ahora, sino la de todos, la del corazón general
donde me incluyo como un pequeño pálpito,
un chasquido para el Sol y sus hijos dioses
que son eternos.

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