“Intemperie” Poemas de Claudio Burguez

En la Revista Trasdemar difundimos la creación literaria contemporánea en español
Fotografía cortesía del autor para Trasdemar

Presentamos en la Revista Trasdemar una selección poética de nuestro colaborador Claudio Burguez (Uruguay) Escritor y artista visual. Desde 1992 funda varias bandas o colectivos artísticos. Fundador de Residencias Silvestres (sistema de residencias artísticas para escritores y artistas visuales). Ha publicado: “Finlandia” (2006) “El gran Algo” (2010) y “Perro de Aeropuerto” (2011, Estuario Editora y reeditado en España por Ediciones Liliputienses). “Las cosas que quiero no se quieren entre sí”, de narrativa (2019, Pez en el hielo) y “La sangre” ensayo ficción sobre la fotosensibilidad de la sangre humana. 2022, Pez en el hielo).Como curador ha participado, entre otras muestras, en: Transfiguraciones (FILBA: Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires 2014). Sinestesia (Espacio de Arte Contemporáneo EAC, Mundial de Poesía 2015). Desmantelamiento (Pera de Goma, 2016). AMP-MAP, CCE 2017. Organizó el FILBA (Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires) edición Montevideo en 2014 y 2015. Participó en el Mundial de Poesía Montevideo en el 2013, 2015 y 2017. Actualmente trabaja con proyectos híbridos entre la escritura y las artes visuales en Valencia y Barcelona. Compartimos la muestra literaria del autor en nuestra sección “Continentes” de literatura contemporánea

nunca dejamos de hablar del hambre

CLAUDIO BURGUEZ

Todos tenemos tres lunares juntos en el cuerpo,
para que dios se confunda y apueste
y para que nosotros, las bestias en serie,
nos sintamos hermosos, exclusivos, diferentes.


AGUADA I


Estoy pastoreando una gata negra
en el balcón de mi casa.
Es muy tarde y ella está en celo,
pero el que no debería salir a la calle
soy yo.

AGUADA II


¿Quién baja a comprar una petaca de whisky barato
en este barrio, a las 5 de la mañana y vuelve sin incidentes?
Alguien que pastorea a sus lobos
para que destrocen lo propio, no lo ajeno.


Hoy le hice mandados a mi madre, está muy vieja y casi no camina:
Azúcar, pan, orégano, leche, lo iba repitiendo,
azúcar, pan, orégano, leche
porque quiero registrar todo, acordarme de todo.

Hace unos meses guardé la lista del supermercado
su letra, el papel manchado.

El almanaque, la radio rota, la olla de hierro, las bolsas.
Miro su casa, la miro a ella para recordad el delantal,
que duela menos, que me ría, que sirva de algo este poema.


Tenemos frío y es hambre.
Tenemos hambre y es miedo.
Tenemos miedo y es hambre.


Así de seco soplaba el viento en la playa hoy:

me crucé con un rostro que me dijo:
me casé con un tipo que olía a auto nuevo,
me brindó una infelicidad incompleta,
una casa en la playa y dos hijos preciosos.

Así de seco soplaba el viento en la playa hoy.


INTEMPERIE


Es obvio que las sillas de playa de aluminio reaccionan mal con la tormenta eléctrica, de lo contrario no se explica.
Los pinos están inmóviles y cada fogonazo de luz en el cielo me muestra que en la oscuridad estábamos mejor.
Se viene la tormenta y de alguna manera esta silla de playa de aluminio tiene más posibilidades que yo.


Me voy a dormir temprano
con la esperanza de pasarle ya
el mando a la tripulación,
organizan mejores fiestas.


Ella lavaba ropa ajena,
en la mañana fría
de Santa Lucía.

Yo miraba por la ventana,
los tres ciruelos en flor
y le preguntaba a mi madre
si esto era Japón.


Eso fue música o fue un trueno,
preguntó Claudia.
Nos quedamos mirando a la noche
esperando,
pidiéndole algo mejor.

Ojalá haya sido un trueno,
Si, ojalá haya sido un trueno.


203

Arriba: una pareja folla a los gritos.
Abajo: una pareja pelea a los gritos.

Así defino yo
un edificio de apartamentos.


Esto no dejó nunca de ser un castillo
y esto otro no dejó nunca,
ahora me vas a entender, de ser deseo.
Puro e indefinible impulso eléctrico.

Como hace mucho tiempo vuelvo a poner
el mismo track toda la noche
y a tomar vino con cosas que extraigo
de la base de mi cráneo.

Así de poco moderna es esta noche,
así de inmaterial y lenta.
Porque en términos generales,
nunca dejamos de hablar del hambre.


LONDRES


Estoy en un cuarto totalmente a oscuras y siento el llanto de un bebé que entra por mi ventana a las 4 de la mañana.
El silencio es total pero ni él me ha despertado, ni yo soy el motivo de su desvelo y esta relación me pone sumamente cómodo.
Él es además, en medio del silencio y la total oscuridad, la única constatación de que hay una ciudad alrededor de mi cama.
Pasa un avión haciendo un gran estruendo y sé que los dos lo escuchamos porque deja de llorar inmediatamente. En ese momento se forma un triángulo con un vértice móvil, uno furioso y otro que pide calor y sueño al cuerpo que tiene al lado.
Un cuerpo que derrocha ambos por diferentes partes. Soy un mendigo ahora y cualquier moneda me sirve.
Pasa el avión que va derechito a Heathrow y el bebé retoma su llanto.
Si, me acuerdo que hay una ciudad alrededor de mi cama y me acuerdo también que en ella hablan otro idioma. Lo tengo que pensar, que razonar, porque lo único que escucho es el llanto de un bebé y, como se sabe, siempre se llora en el mismo idioma.


El tiburón es de buen diseño para andar bajo el agua.
El asesino es de buen diseño para mantener la aventura.

El tiburón bajo el agua cuenta las piernas de los bañistas;
de una balsa se tiran cinco buzos con arpones.

Los bañistas se ríen, el tiburón se ríe, los buzos se ríen.
Todos están contentos.


LOUISIANA 2003

En un concurso de Miss Madre, varias participantes realizan una prueba de rapidez cambiando los pañales de sus propios hijos.
Durante la contienda, una de ellas mata a su hijo por las sacudidas que le da.
Al final de la carrera, los demás niños terminan con diferentes contusiones y magullones, algunos quebrados.
Al principio el jurado iba a premiar la velocidad, luego consideró ganadora a la madre del bebé con menos daños.


Yo no caigo en la tentación,
me tiro.

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