“Entonces me preparé para otro asombro” Del poema “Crónica” de Marino Wilson Jay, In memoriam

Desde la Revista Trasdemar nos sumamos a las condolencias por el reciente fallecimiento del poeta cubano Mario Wilson Jay (1946-2021) a sus 75 años y a causa del COVID
Marino Wilson Jay (Fotografía: EcuRed)

Desde la Revista Trasdemar compartimos una selección poética del autor cubano Marino Wilson Jay (1946-2021) en homenaje póstumo. Poeta y ensayista guantanamero, fue miembro de la UNEAC. Su obra literaria abarca una amplia producción lírica y ha sido reconocida en Cuba y en el extranjero. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de Oriente. Formó parte de la Brigada Hermanos Saíz y director de la Revista El Caserón, así como Presidente de la filial de la Fundación Nicolás Guillén en Santiago de Cuba


CRÓNICA

Mi madre confundió aquellos pataleos
con una petición de LUMBRE para seguir la noche.
Me dejaba emboscadas en arterias
y mis piernas lograron unirse
hasta saber que pronto ARDERÍA una mañana
en la tienda de su cuerpo.


A través del arco estirado de mi madre
yo escuchaba hacer hierba sospechosa,
yo vi lunares hundidos en el alba
como cuando la tarde no puede salvarse;
y supe que los grandes profetas no saben nada,
y que los pequeños profetas tienen más grande
el alma que los grandes profetas,
y que los falsos profetas lo saben todo,
y que los mendigos ofendían el Paraíso en las aceras.


Mientras mi cuerpo avanzaba en mi madre
los amantes calentaban barajas,
sintieron miedo porque sus quejidos no eran
noticia en quienes establecen sintonía
con la MUERTE.
En el vientre de mi madre no había lucha de clases,
pero ella abundaba en escasos bostezos de SOL
y afuera eran hombres sin ALAS las AVES,
y en mis IRIS LA SED imaginaba días de vendimia,
machos CABRIOS detrás de huérfanas
cuyas últimas lágrimas se encerraron en una botella.


Al estar libre en aquella mujer estremecida
por la gracia,
fui olas en espuma SANGRADA, soñé con laderas;
dije que debía esperar más alegre que cuando salen
los humores los hocicos los pies los demonios
los temblores
y chillan a rebato contra el alma humillada.
Yo no comí horror en la región de quien
fue preñada en sábado;
yo su cuerpo en otro cuerpo, su cría, su HUEVO como
una SUSTANCIA secreta
fijé que algo llamado tiempo, entre sus causas,
posee la de la MUERTE.


Y cuando me agitaba por creer que era la hora
escuché furias en ascenso, derrotas
mascando soledad,
falsas ESTATUAS que creían suplir el olvido
que los muertos regalan a los vivos…
¿y quien sintió las rotaciones mías?
¿acaso los dolores de quien fue engendrada
no oyeron el ansia como una espuma con pena?
¿se hizo el silencio sin ver salas grisáceas
donde fetos atrevidos aún añoran la primavera?


Mis PÁRPADOS siguieron cerrados
como un congreso de payasos
y en los golpes bajos DANZABAN afuera
las criaturas de la noche…


y mi madre se movía con su otro cuerpo adentro
y creyó guardar esta lengua para desentrañar
el mercado en que había SOLES al revés,
trapos, calendarios;
y labios negados tres veces por la gallina
y magias con banderas de sal
y camisas sin el recuerdo de una sola espalda
y manos que lograron nada en la caricia
y DESIERTOS en cuartos de baño
y moscas cuyo precio ROÍA las plegarias
y RATAS COMIÉNDOSE algunas biografías
y espejos
y abismos
y ganas…


uno que iba a nacer… y mientras yo nacía
algo quedó definitivamente en el cascajo,
los troncos se cansaron de sus raíces
y las hojas se ofrecieron lujuriosas a los PÁJAROS,
uno más… y cuando llegaba
novecientas putas empezaron a escupir
contra la sombra,
y del asfalto surgieron ÁNGELES armados
que conocían la nostalgia de memoria
sin haber mirado de frente a las gaviotas.


Entonces me preparé para otro asombro.


Aquel 9 de julio,
aquel 9 de julio de 1946
este que está aquí prestando su ARCO IRIS
vio huecos más ahuecados que gotas de
SANGRE en el polvo
y en un cuarto de hospital se puso de penitencia
el espíritu de la aurora.

¿Y qué dijeron las noticias? Qué FULGOR
cocinaban
las brujas de la noche?

Del poema “Crónica”, incluido en la Plaquette “Tres poemas” (Centro Provincial del Libro, Santiago de Cuba, 1994) Extraído del libro “Antología de la poesía cósmica cubana” (Tomo II, México, 2001)


Wilson Jay Marino (Guantánamo, 1946-Santiago de Cuba, 2021) Poeta y ensayista guantanamero. Miembro de la UNEAC. Su obra literaria abarca una amplia producción lírica y ha sido reconocida en Cuba y en el extranjero. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de Oriente. Entre los galardones recibidos figuran los Premios 30 de junio 1979 y 1987, primer premio XXX Aniversario del Asalto al Moncada 1983, José María Heredia 1984 y 1986 de poesía, y de ensayo en el 1986; primer premio Aldo Pedro Alessandri del círculo literario Bartolomé Mitre (Buenos Aires, Argentina, 1996), así como el de crítica literaria V Aniversario de la revista Sic (2004).

Ha colaborado en revistas nacionales y extranjeras, tales como Santiago, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Del Caribe, La Palma, Boletín Catálogo, Heredia, Perfil de Santiago, Boletín La Teja, Bohemia, El Caserón, Taller, Ideas en Feria, El Caimán Barbudo, Sierra Maestra, Uvero, Letras Cubanas, Revolución y Cultura, El Mar y la Montaña, Guantánamo, Unión, Ámbito, Claras Luces, Sic, La porte des poetes (Francia), Caracola y Abrapalabra (Venezuela), Alba de América, La Paloma, La Doblada (Argentina), Suplemento Cultural de México y Plural (México), Puerto de Sol (Estados Unidos de América) y en el Diario La Nación (Colombia). Acerca de su obra fue publicado el texto “Marino Wilson Jay: la esperanza y el hombre” (Ediciones Santiago, Santiago de Cuba, 2001). Fue asesor de Tele Turquino.

Obra literaria

Así comenzó la alborada (Ediciones Uvero, Santiago de Cuba, 1982).
Granada la bella (Ediciones Caserón, Santiago de Cuba, 1987).
Yo doy testimonio (Ediciones UNIÓN, Ciudad de La Habana, 1987).
Tres poemas (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1994).
El libro terrible (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1994).
El cuaderno malo (Ediciones Catedral, Santiago de Cuba, 1999).
Peligro: aquí se habla de poesía (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2000).
Ensayos sobre la poesía de Víctor Villegas (Santo Domingo, República Dominicana, 2000).
Veinte poemas de horror y de misterio (Ediciones El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2002).
Poesía funesta (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2002).
Lecturas y visiones (Editorial El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2007).
Antología Ecos para su memoria (Ediciones UNIÓN, Ciudad de La Habana, 1989).

Fuente: EcuRed

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