“Pleamar” Poemas de Fabricio Estrada

Fabricio Estrada (Fotografía cortesía del autor, Teatro Solis)

Presentamos en la Revista Trasdemar una muestra poética del autor Fabricio Estrada (Honduras, 1974) Reside en Puerto Rico, sus poemas aparecen en antologías iberoamericanas e inglesas. Ha participado por Honduras en diversos festivales internacionales. Integró el Taller de Poesía Casa Tomada y fue Miembro Fundador del Colectivo de Poetas Paíspoesible y de Artistas en Resistencia. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Los Confines, Honduras 2017

Un caballo de madera

arde en mi patio.

De sus entrañas vueltas cenizas

un llanto violento y extraño de hombres

sube,

se desvanece.

FABRICIO ESTRADA

Te he dado las llaves del reino


A Francisco Ruiz Udiel, in memorian


Beebe, Arkansas. Cerca de la medianoche del jueves, durante el fin de año, miles de mirlos muertos cayeron sobre esta localidad de 4 mil 500 habitantes, a 50 kilómetros al noreste de Little Rock.

El 30 de diciembre
cien mil peces aparecieron flotando
muertos
sobre un río de Arkansas.
La gente iba a las orillas
a recordar la última vez que vieron algo parecido,
rodearon a los ancianos y no concluyeron en nada.
El 31 de diciembre
cinco mil mirlos alas rojas
cubrieron las planicies de Arkansas,
cayeron en parvadas
como lluvia invocada por los antiguos.
La gente salía hacia los campos,
miraba el cielo
y consultaba a los indios de las reservas.

Los Ketoowaahs callaron
y no concluyeron en nada.

Muy lejos de ahí,
-en el centro de una Managua voráz-
el poeta desataba el último nudo.
Se liberaba.
Se revelaba clave
de todos los sucesos extraordinarios
acaecidos durante esos días.


Pleamar

Hay tumbas que están cayendo al mar.
Hoy precisamente
hoy que recuerdo a mis muertos,
a mis muertos que imagino juntos
dentro de un autobús que se va de excursión
al mar
con la comida preparada
y la ansiedad de las olas.

Las islas Marshall serán engullidas por el Pacífico
y sus habitantes
tendrán que buscarse otras tierras,
emigrar en su canoas
de la misma forma en que un día
tomé mis cosas y me largué de la infancia

Un autobús me ha traído y llevado
siempre al mismo naufragio
a la misma orilla que recorro adentro
con muertos
que las olas
me devuelven.


Del cómo un ejercicio de respiración nos lleva a Spinoza

Y no vendrás a decirme
que la vida termina
con un tordo que llega y se estrella
en la claridad de los muros,
que el tiempo es imán perfecto
para destinos inefables
y que el latido de dos amantes
nunca nos traerá el eco
de lo que alguna vez fue verdad
o simplemente el atisbo medroso
de flores eternas.

Nunca me será necesaria La Enciclopedia
para aceptar la simpleza
de un pájaro derribado por mis piedras
o un amor
que arranqué de cuajo
para empalarlo
ante el romántico sol de un crepúsculo.
No es suficiente lo que veo y soy
para entender el accidente
que hizo de la estrella
una mala metáfora de lo infinito;
respiro y hablo,
advierto y predigo,
y aun así nada es suficiente:

los planos se despliegan
y en ellos nadie explica
dónde se borran las líneas
o dónde comienza el filo
de este papel imaginario
que me tocó en suerte vivir.


Canzone Fellini

Ay de los hiperbóreos gatos
del ambarino Vístula,
ay de los gatos del Shangri Lá
omniásticos y videntes.

Ay de los gatos de Karnak
guardianes e intérpretes,
sombras prudentes del ronroneo fúnebre.
Ay de los gatos equilibristas
ahogados en el Yang Tsé
y aparecidos intactos en Nazca y Titicaca.
Ay de los gatos del Jordán
que no ayudan al trasiego como los perros
y prefieren esperar en la otra orilla
con su garra hipócrita.

Ay del gato inmolado en todo barrio,
mártir de Salem
y amuleto para impacientes.
Ay
de los gatos todos,
escuadras sigilosas, falanges indomables,
herederos de un mundo
que se irá de cabeza, mientras ellos
parcos y serenos
caerán siempre
de pie.


El acertijo que arde en mi patio.

Un caballo de Troya
salta en la jaula.

No he sabido qué hacer con él.

En su boca el freno
y en su cruz, las bridas apremiantes;
de su altura cósmica la imposibilidad,
la lejanía de sus estrellas ocultas.
Tan solo un poder absoluto
-la rabia tal vez-
podría descifrar el acertijo de su abandono,
esa inútil muestra de arrojo a mis puertas,
famélica y humilde.

Un caballo de madera
arde en mi patio.

De sus entrañas vueltas cenizas
un llanto violento y extraño de hombres
sube,
se desvanece.


Cuando solo te creía el viento eras el pájaro de la tarde,

el tordo que volaba entre las piedras
y que sabía hacer su nido en la mano del hondero.

Luego fuiste la confianza del agua y viajaste
hasta el palacio de arena deslumbrante,
hasta la cama donde ardía una fragua desnuda,
hasta el mismo corazón de los calcinados.

Pez de cuaresmas olvidadas,
rezabas y tus dedos quemaban tu frente,
tuviste la confianza del agua y la dejaste escapar
cuerpo de agua
pulmones de agua
miradas que corrían por todas las aguas…

Pero hubo remolinos de polvo
y la tierra también tuvo su presencia. Hablaste con ella
mientras los mozos paleaban la tierra traída por los muertos
los terrones que llenaban la boca de niñas bellas
los adobes angulares del verano.
Escarbaban los mozos sin propósito
y en su danza circular abrían pozos malacates,
se hundían
en la danza del vacío.
Bajaste a respirar con ellos el aire enrarecido
solo para encontrarte dormido en la humedad de la arcilla,
en el blando camino de los gusanos
donde las raíces pactan en silencio una nueva conjura contra el sol,
profunda e irremediable.

Cuando solo te creía el viento
a nadie más contaste tus secretos.


Fabricio Estrada (Honduras, 1974) Es autor de los libros: Sextos de Lluvia, 1998, Poemas contra el miedo, 2001, Solares, 2004, Imposible un ángel (antología) 2005, Poemas de Onda Corta, 2009, Blancas Piranhas, 2011, Sur del mediodía, 2013 (México -Costa Rica), Houdini vuelve a casa, 2015, Blake muere en París a causa de un paparazzo (antología personal) 2018 (Puerto Rico). 33 Revoluciones para Rodríguez, 2018 (Honduras). Osos que regresan a la radioactiva soledad de Chernobil, 2019 (Uruguay), Piedra boomerang, 2019 (México)


Sus poemas aparecen en antologías iberoamericanas e inglesas. Ha participado por Honduras en diversos festivales internacionales. Prepara la publicación de su narrativa. Sus artículos de opinión han sido publicados en revistas impresas y on line de Iberoamérica. Integró el Taller de Poesía Casa Tomada (1993-1996) Teg.; Miembro Fundador del Colectivo de Poetas Paíspoesible, Teg. (2004-2008); Miembro Fundador de Artistas en Resistencia, Teg. (2009-2011), Primer Lugar del Premio Nacional de Poesía de Los Confines, Honduras 2017. Ha sido traducido parcialmente al inglés, sueco, árabe, portugués e italiano.

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