“En el aniversario 35 de la fundación de la Asociación Hermanos Saíz de Escritores y Artistas Jóvenes de Cuba” Por Alex Pausides

Fundada en 1986, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) es un espacio de intercambio de jóvenes creadores de Cuba. Nuestro colaborador Alex Pausides comparte un breve ensayo sobre la trayectoria histórica de este referente de la cultura cubana con motivo del 35 aniversario de su fundación
Alex Pausides en el Festival Internacional de Poesía de Medellín

Desde la Revista Trasdemar compartimos la colaboración del autor Alex Pausides (Manzanillo, Cuba, 1950) Poeta y editor. Fue director del mensuario cultural El Caimán Barbudo. Es integrante de la Asociación de Escritores de la UNEAC y del Festival Internacional de Poesía de La Habana. Dirige, además, el Proyecto Cultural Sur para el fomento de las artes y las letras y Ediciones Unión en la colección Sur. En 2010 participó en el Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, Tenerife. Presentamos su aportación con motivo del XXXV aniversario de la fundación de la Asociación Hermanos Saíz en Cuba


Los jóvenes escritores y artistas cubanos han estado y están en el ojo de la tormenta de la poesía, entendida esta como poeisis, creación, pulsión interior, fundación colectiva y entrañable de nuestro tiempo cubano

ALEX PAUSIDES

La Asociación se funda en octubre de 1986, con la integración de la Brigada Hermanos Saíz, el Movimiento de la Nueva Trova y la Brigada Raúl Gómez García, de promotores e instructores de arte. Ya desde 1974, la Brigada Hermanos Saíz –que era eminentemente habanera y desarrollaba su labor creadora al amparo de la UNEAC– con la incorporación de la poderosa CJEAO (Columna Juvenil de Escritores y Artistas de Oriente, liderada por Luis Díaz, Waldo Leyva, Cos Causse y otro importante grupo de intelectuales orientales entre los que sobresalían con perfiles propios creadores, jóvenes entonces, como Carlos Padrón y Raúl Pomares, Efrain Nadereau, Lino Verdecia y Marino Wilson o Guarionex Ferrer, David Gómez, Ramiro Gutiérrez, y otros tantos realizadores audiovisuales, músicos, arquitectos, grabadores, actores, dramaturgos y hombres y mujeres de cultura, de todas las ciudades orientales, nucleados en torno al impresionante movimiento cultural de Santiago de Cuba y de Holguín fundamentalmente), inicia su construcción como una organización nacional, con representación en provincias y regiones.
El encuentro o congreso fundacional de octubre de 1986, auspiciado por la UJC con el apoyo del Ministerio de Cultura, fue un salto de calidad y alcance que no ha cesado hasta hoy. Tres generaciones han aportado su esfuerzo a este hermoso proyecto que es hoy la Asociación Hermanos Saíz. Larga vida a la organización que ahora vive su aniversario 35.
Antecedente esencial que no se recuerda mucho, la CJEAO -con el despliegue de su enorme poderío cultural en la antigua provincia de Oriente-, fue crisol y plataforma plural y multidisciplinaria por donde pasaron los más audaces y prominentes jóvenes creadores orientales de ese tiempo hermoso, pleno de la mística revolucionaria del arte y la cultura que expresaban un definitivo compromiso con el hombre común que la Revolución Cubana había puesto en el centro del imaginario social como sujeto de un nuevo destino histórico.
Piénsese solo en su revista Columna, los encuentros de escritores orientales, en el quehacer en la radio y la televisión, el importante desarrollo de las artes visuales y la música, en el insurgente teatro de relaciones en Santiago de Cuba, el movimiento literario de Baracoa y su revista Maguana, la revista El Jigue de Holguín, el impulso a los homenajes a Manuel Navarro Luna, en Manzanillo y a José María Heredia, en Santiago de Cuba.
Decisiva era la vinculación con la Universidad de Oriente, el apoyo de las autoridades políticas y gubernamentales de Oriente, y hasta la visita y recorrido de escritores como Cortázar y García Márquez, la inauguración del Centro Cultural de Manzanillo, la extraordinaria existencia del Taller Cultural, verdadero taller renacentista en medio del quinquenio gris de los setenta, que legara su primer artífice, el poeta Luis Díaz Oduardo al pintor y escultor Alberto Lescay Merencio, figura clave hoy de la cultura nacional. Y mucha historia aun por escribir.
Un dato de gran relevancia tiene que ver tal vez, con la presencia en el territorio oriental de dos políticos de la talla de Armando Hart y Juan Almeida, y un tercer nombre, hoy casi olvidado, que rigiera los destinos de la promoción cultural en tierras orientales, me refiero a Quintín Pino Machado.
Esas tres personalidades arropan simbólicamente el devenir cultural de la otrora floreciente provincia, que con una historia identitaria de primera magnitud, era depositaria y rizoma de las grandes floraciones de un irse a los orígenes en todas las manifestaciones del arte y la cultura, que encontraban el referente de una generación de creadores de una altura insospechada.
Un evento que define la mística de la vocación revolucionaria y participativa de aquella hornada de escritores y artistas fue el memorable encuentro de Pinares de Mayari de 1967, verdadero bautismo de fuego y de belleza de toda una generación de escritores y artistas orientales, en aquellos paisajes paradisiacos de Pinares.
Otro suceso trascendental que corona la ejecutoria de toda la generación fue sin dudas la participación de una numerosa delegación del movimiento intelectual de los jóvenes, en el festival mundial de la juventud y los estudiantes, casi al final de esa década, en 1878, en un foro multidisciplinario que funcionó durante el evento bajo el nombre de CIJA, centro internacional de jóvenes artistas.
El festival mundial de la juventud y los estudiantes fue un momento que marcó la madurez creativa, ética y política de una generación incorporada, con todas sus fuerzas, a la construcción de una sociedad solidaria, participativa, de un acendrado compromiso con la cultura y con la historia y los más altos valores humanistas. Pilares que, a pesar de las huellas y lesiones dejadas en el cuerpo de la cultura nacional, como cicatrices infringidas, por las prácticas nocivas del pensamiento burocrático y el esquematismo político conservador que coexistieron como un lastre retardatario en esos años, no pudieron derrotar sino más bien poner a prueba y proyectar hacia delante la fuerza del arte en la ardua gestación del patrimonio espiritual, el poderío moral de una nación, que nos ha traído hasta aquí.
Recuerdo del CIJA a la entrañable delegación de escritores jóvenes costarricenses en la que los poetas Alfonso Chase, Habib Sucar y José María Jiménez deslumbraban por su generosidad y talento y nos dejaron una amistad que perdura. Y recuerdo a mi coterráneo el poeta y realizador radial de entonces, Bladimir Zamora. Y sobresale en la memoria el liderazgo del poeta Carlos Martí, a la sazón Presidente de la Brigada Hermanos Saiz en ese momento, y sus más cercanos colaboradores entre los que, como en una foto sepia, distingo a Senel, a Víctor Rodríguez, Alex Fleites, Reina María, Belkis Vega, Lizette Vila, Omar González, Roger Aguilar, María Elena Vinueza, Norberto Codina, etc, etc. Carlos sería después Viceministro de Cultura y presidente de la Uneac.Y no digo mas.
Aquel momento culminante preparaba al movimiento cultural cubano, especialmente el que tenía que ver con los más jóvenes hacedores de arte y cultura, para la gran eclosión que en términos creativos iba a abrir la próxima década, que sería testigo de la arribazón de una nueva y potente jornada de escritores y artistas, salidos en gran medida de las escuelas escuelas de arte y las universidades, y que generaría un recambio de modelos estéticos, a la postre anunciadores de nuevos paradigmas en la ética, la ideología y la política, nociones que rumbarían los derroteros del campo literario y artístico en las próximas tres décadas, en un proceso que no cierra aun su ciclo. Nuevos posicionamientos en el ámbito ontológico. La épica y el romanticismo revolucionario pasaban el batón a nuevas lecturas de lo real y a una reescritura de lo político. Y allí estuvieron los actores de su momento. Como antes. Y como después. Y como ahora. De ahí lo relevante de situar los contextos y los condicionamientos que implican cada instante del devenir social, y cultural en particular; y mucho más a la luz de los imperativos actuales que no admiten visiones fragmentarias ni maximalizantes en la reparación de los tejidos traumados por el paso del tiempo y la práctica de las dinámicas cotidianas
Los jóvenes escritores y artistas cubanos han estado y están en el ojo de la tormenta de la poesía, entendida esta como poeisis, creación, pulsión interior, fundación colectiva y entrañable de nuestro tiempo cubano.
Honores para todos aquellos que pusieron y ponen su juventud, su vida y su obra en aras de nuestra cultura y del crecimiento iluminado de nuestra nación. A ellos también el reconocimiento en este grupal y gregario, innumerable y proteico 35 aniversario de un movimiento que tiene renovadas misiones que cumplir.
Que viva la memoria de Luis y Sergio, poetas de acción y espíritu. Tributo permanente a las siluetas magníficas de sus “cuerpos que yacen dormidos, abrazados al cemento de una calle y a una estrella”.


Obra poética de Alex Pausides (Cuba, 1950)

Cuaderno del artista adolescente / Ediciones Abril, La Habana, 1993.
Ah mundo amor mío / Ediciones Uvero, Santiago de Cuba, 1978.
Aquí campeo a lo idílico / Colección Pluma en Ristre, La Habana, 1978.
Malo de magia / Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1990
Palabras a la innombrable / Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1992.
Habitante del viento / Ediciones Abril, La Habana, 1995, La Tinta del Alcatraz, Toluca, 1997 y en la Universidad de Costa Rica, 2010.
La casa del hombre / Editora La Tinta del Alcatraz, Toluca; México, 1996
Llaman desde algún sitio feliz… / Archione Editorial, Madrid, España, 1998.
Elogio dell´utopia / Centro Orizzonte, Milano, 1998.
Pequeña gloria / Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000.
Canción de Orfeo / SurEditores, La Habana, 2004.Libro “Ensenada de Mora” Ensenada de Mora, Letras Cubanas, 2005.
La extensión de la inocencia, Mucuglifo, Mérida, Venezuela, 2006.
Caligrafías, Ediciones Unión, en 2009.

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