Reseña del libro “Delirium cero” de Jean Jacques Pierre-Paul (Haití), Por Isabel Rivero

En la Revista Trasdemar difundimos la actualidad literaria de las islas
Portada del libro cortesía del autor

Desde la Revista Trasdemar presentamos la reseña del libro “Delirium cero” (Ediciones Caronte, 2022) de nuestro colaborador Jean Jacques Pierre-Paul (Haití, 1979), a cargo de la autora Isabel Rivero (Linares, Chile) a quien damos la bienvenida en nuestra sección “Telémaco” de literatura contemporánea. Isabel Rivero es poeta, cursó estudios de filosofía y fue dirigente estudiantil, es gestora cultural de ferias literarias forma parte integrante de la Agrupación Cultural de Las Cruces, participó en el Colectivo Marea y dinamiza el Taller Imagina de escritura creativa desde 2017 a la actualidad.

Jean Jacques Pierrre-Paul (Cortesía del autor)

Jean Jacques Pierre-Paul es poeta y traductor, de profesión médico cirujano titulado en Cuba con grado académico de Magíster en Salud Publica de la Universidad de Valparaíso, Chile, país donde reside desde hace una década. Ha publicado Miroir en Pierres Lisibles (Haití, 2007), Islas del futuro (2010), Delirium (2013), Fleurs d’existence/ Flores existenciales (2014), Voces de mi voz (2015), Siete abismos sueltos y un hombre caminando (2017), Te escribo para dejar de morir (2017), Palabras Errantes (Antología, 2018) y su traducción al creole de Arte de Pájaros, de Pablo Neruda (2019). El volumen “Delirium cero” fue presentado el pasado verano en la Casa Museo Isla Negra, de la Fundación Pablo Neruda en Chile

En Delirium Cero, el tema de las redefiniciones del mundo, tema transversal en toda la obra de Jean Jacques, aquí se acentúa, se suma al rompimiento de los pilares de la dominación desde una práctica poética y una crítica filosófica que incentiva la disolución o fusión de las fronteras del saber, sus estancos y cánones

ISABEL RIVERO

Una práctica poética que nos hace enteros y delirantes

Delirium cero es un poemario trasgresor y conmovedor a la vez, el yo poético se propone hacer un corte limpio y descarnado, hasta el hueso, para mostrarnos una existencia en la cual la frivolidad, la cosificación y las caretas hacen de la vida un vacío, un lugar donde el ser humano no puede seguir siendo humano. Sin embargo, la cadencia del verso, su ritmo, su palabra entronca directamente con una estética de la belleza, de la ternura. Desde el primer verso nos sentimos remecidos por un tono hondo y cercano, como hablado al oído. Lo que nos dice y como lo dice el poeta nos transforma profundamente como seres existenciales.

Y en cada poema vamos entendiendo como necesidad insoslayable, el delirio, práctica y escudo frente a una existencia absurda.

…”El resto de la vida es un mito que se agita

Se reinventa a si mismo

Sin saber que existo yo…”

El hablante poético se alza entonces como un rebelde que decide quedarse en el delirio, en el desierto, donde la sed le hace sentir lo que es como es, no como se lo impone el mito de una existencia que no lo identifica ni lo hace sentirse incluido.

…”Mi animal se niega a callar

No hay locura perfecta

Pero la que nos enseña a hablar sin miedo

Es la más importante”… (pág. 13)

 Así el poeta, apropiándose de una práctica poética rotunda y sin amarras, nos propone romper con el miedo a ser lo que nos ha sido impuesto.

Nos advierte no cruzar el umbral de esa puerta abierta que no nos identifica ni nos incluye.

No escapar tampoco, sino sostener la tensión de la contradicción y conducirla hacia la belleza y el amor.

El yo poético se embandera en el exilio y se instala en el delirio con dos genuinas verdades: el silencio y la sed.

El silencio es el quehacer del poeta, su animal poético, que se niega a callar, a seguir las reglas de una existencia cuyo lenguaje parece ser usado en “las distorsiones del espejo hablante que desbaratan al hombre sin locura.”  

Cuando se es un desmitificador de la vida y de la muerte, inevitablemente, el lenguaje es llevado a su punto de inflexión y se abre multifacético. Roto el espejo el poeta puede mostrarnos la vida y la muerte en su diversidad, sin distorsiones disfraces ni ataduras.

Por eso el delirio

“…En cada lugar donde nace un hombre

empieza silenciosamente una aventura

[…]se inicia un delirio existencial…”

“Háblame silencio mío

Si tu no existieras

La vida sería demasiado absurda…”

 El delirio es silencio que habla, es lo que permite al hombre vivir el caos existencial sin angustia.

“… Somos sombras con forma de sombras

Después del discurso hay que saltar

[…] El futuro es un lugar imposible

Salvo que haya sido inventado por algún delirante”

En Delirium Cero, el tema de las redefiniciones del mundo, tema transversal en toda la obra de Jean Jacques, aquí se acentúa, se suma al rompimiento de los pilares de la dominación desde una práctica poética y una crítica filosófica que incentiva la disolución o fusión de las fronteras del saber, sus estancos y cánones.

Los poetas decadentistas en el siglo 19, en particular Baudelaire, hizo temblar y demolió lo establecido hasta entonces en la poesía, sin partir de disquisiciones teóricas propiamente filosóficas, sino enfocando su voz poética sobre una realidad decadente, excluida y escondida por la sociedad burguesa del arte y sus manifestaciones. El autor de Delirium Cero  al modo de un Bauderaire del siglo 21, remece los tópicos hegemónicos del lenguaje y de los conceptos con un discurso y una práctica poética filosófica que nos conmueve y nos transforma el cómo y el por qué pensamos y vivimos la realidad desde una enajenación,  incluso acerca de las salidas revolucionarias que agonizan en la sociedad post moderna.

Me atrevo a decir que Jean Jacques hace filosofía sin hacer filosofía propiamente tal, sino que hace filosofía desde la poesía o poesía desde la filosofía rompiendo los límites y estructuras o cánones, métodos y lenguaje establecidos hasta ahora para ambos campos , y lo hace no a partir de teorías o conceptos retóricos, sino subvirtiendo en la práctica poética lo humano y asumiendo la contradicción entre vivir la existencia y la desmitificación de ésta a través de la búsqueda de la belleza y el amor, abriendo una brecha que da otro sentido a nuestras contradicciones y definiciones, un giro que nos hace enteros y delirantes.

  Dice el poeta

Delirium cero es el punto de inflexión de la palabra.

…Todo lenguaje tiene un punto ciego donde deliramos todos desde los más locos hasta los más sabios….Creo que estallamos en mil pedazos/Cada pedazo es una muerte diferente /El verdadero naufragio ocurre dentro/Es imposible de evitar. /Imposible de contar.”


La autora Isabel Rivero

 Acerca de Isabel Rivero

Nació en Linares y actualmente vive en Las Cruces; desde hace varias vidas se identifica con una bella frase de Gustavo Frías “el mar atrajo mi sangre”. Estudió Filosofía en plena Dictadura Militar en Chile, sin embargo, la literatura es el hilo rojo que conduce su vida, es una poética marcada para siempre por la represión en su país. Sus lecturas de Virginia Woolf y Simone de Beauvoir, han venido a anclarle el corazón en el feminismo. Activa dirigente estudiantil en su etapa universitaria. Gestora cultural de Ferias Literarias en su pueblo, es integrante de la Agrupación Cultural de las Cruces, participó en el Colectivo Marea. Imparte el Taller Imagina de escritura creativa desde el 2017 y hasta la actualidad. Libros publicados: Destrozos (2015); Imbunche (Ganador Fondart 2016); Los dos Parra (2018); posee inéditos: Pequeño Chile (2019) y Territorios, Contra el Olvido (2022).

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