Manifiesto 5 “Archipiélago cosmos. La brújula y el ancla” Revista Trasdemar de Literaturas Insulares

Presentamos en la Revista Trasdemar la quinta publicación de nuestro Manifiesto “Archipiélago cosmos”, traducido a múltiples idiomas y con la vocación de consolidar nuestra trayectoria de tres años como espacio continuo y diáfano para el encuentro internacional de las literaturas insulares. Para este verano de 2023, “queremos abrir nuevos y viejos libros, asumir la parte de agua y de tierra que nos constituye como habitantes del planeta, hacemos un llamamiento para sumar voces y sentidos, renovar el campo de visión fuera de la atrofia de las pantallas leds. Recomenzamos la tarea paninsular de unir todas las costas para hacer más mares. Un tiempo de pausa acumulada equivale a la dosis de fuerza motriz que se precisa para emprender el vuelo”

Padecemos el mismo insomnio que describe la puertorriqueña María Teresa Babín, en su mítico libro “Fantasía boricua” de junio de 1956, Las Américas Publishing Co., donde “la isla vive su vida crispada de espinas verdes, prontas a estallar en cariaquillo rubio para trazar en el mapa del mundo el bosquejo enigmático de su cuerpo

MANIFIESTO 5

La mezcla y la síntesis, la interrelación, lo mixto y alterno, la pluralidad de esencias constituyen la semblanza y el perfil de las insularidades

REVISTA TRASDEMAR

E

l Telescopio Subaru en la isla de Hawái ha sido el testigo probatorio de las doce nuevas lunas recién descubiertas en Júpiter. El ingenio astrofísico japonés ha visto mil ochocientas veces la explosión distante de una estrella supernova. Suyo es el silencio a 4207 metros de altitud en los dominios del volcán Mauna Kea, desde cuya base en aguas del Pacífico norte pueden contarse más de diez mil metros de altura alzada hacia el círculo solar, muy por encima de los 29 mil pies del Everest. Los espacios insulares imantan hacia sí la mirada de todas las civilizaciones, nutren el misterio y el ensueño de la condición inasible y sideral del horizonte, siendo capaces de significarse como atalayas de pronóstico y desvelamiento. En la isla de La Palma, los telescopios fotografiados por el artista nigeriano Oladélé Ajiboyé Bamgboyé muestran una belleza extraña a plena luz del día, configurándose como el símbolo de lo futuro que interpela a la imaginación creativa

Dirijamos la vista hacia Machu Picchu, aquella ciudad sacra de los incas, que también se aparecía como una isla cuando fue atisbada por el bilbaíno Juan Larrea, para quien sus ruinas eran la manifestación poética que conjugaba el nuevo mundo. Las culturas nativas, las lenguas indígenas, las identidades preteridas, las nuevas sexualidades, el criollismo y el mestizaje, la ciudadanía migrante y desplazada, las almas que nacerán para habitar las grandes extensiones despobladas de los continentes, saturados por el ruido y la polución, también serán vanguardia insular con vocación de universalidad y nuestras páginas están abiertas para contarlo

En el archipiélago cosmos, como lo estamos viendo y queremos que suceda, puede abrigarse la posibilidad de un renacer de las literaturas para volver al diálogo de la polis, a la confederación de lenguas y naciones. La poesía y la novela, el ensayo y el arte, tomados de la mano, pueden registrar otros lugares y nuevos descubrimientos del hábitat planetario, las  dimensiones de la vida y del cuerpo humano que esperan ser comunicadas y conocidas, volviendo así a multiplicar los panes y los peces de una conciencia crítica mundial

La creación es uno de los factores del lenguaje que más se parece a la luz: de ahí que, en el devenir de las sociedades, cada época se parece a una isla, y todas las islas del mundo configuran lo universal. Como al final de la Carta siciliana al hombre de la luna del alemán Ernst Jünger, escrita originalmente en 1930, la dimensión de lo profundo surge de la magia de dos imágenes que se funden ante la mirada. La mezcla y la síntesis, la interrelación, lo mixto y alterno, la pluralidad de esencias constituyen la semblanza y el perfil de las insularidades. Por ello queremos democratizar la potestad de la escritura como espacio de convivencia múltiple, con nuestros derechos y nuestras diferencias

Hoy el mapamundi de Mercator, que representaba en 1590 un avance para el mundo entonces conocido, con una proyección plana y cuadriculada por los meridianos y los paralelos, se encuentra nuevamente de actualidad en las aplicaciones online que permiten la visita virtual a cualquier esquina del planeta. Como en los tiempos de la navegación transoceánica, a partir de astrolabios y bitácoras, el cálculo de posiciones tendrá que asumir la sorpresa de nuevas islas y territorios ignotos. Al océano de los desechos y de las maniobras militares opondremos el derecho universal de los paisajes soberanos y sin fronteras del azul

Desde la Revista Trasdemar queremos abrir nuevos y viejos libros, asumir la parte de agua y de tierra que nos constituye como habitantes del planeta, por lo cual hacemos un llamamiento para sumar voces y sentidos, renovando el campo de visión fuera de la atrofia de las pantallas leds. En este verano recomenzamos la tarea paninsular de unir todas las costas para hacer más mares. Un tiempo de pausa acumulada equivale a la dosis de fuerza motriz que se precisa para emprender el vuelo. Padecemos el mismo insomnio que describe la puertorriqueña María Teresa Babín, en su mítico libro de junio de 1956 Fantasía boricua (Las Américas Publishing Co.), donde “la isla vive su vida crispada de espinas verdes, prontas a estallar en cariaquillo rubio para trazar en el mapa del mundo el bosquejo enigmático de su cuerpo”

Ante el panorama global de la desolación y el infortunio, la pérdida de voz y el extravío de la vista, ante el mundo rebajado a códigos de barra y a los índices bursátiles, desde las islas y los archipiélagos, nuestra única ancla será la brújula


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