Leopoldo Emperador “Son tiempos de incertidumbre que se amplifican con las nuevas tecnologías y la globalización. Creo que estamos en un periodo de transición”

Trasdemar es una revista literaria internacional con sede en Canarias y la publicación de nuestra serie de entrevistas a creadores insulares potencia la vocación cosmopolita de tender puentes de intercambio cultural y creativo en el panorama contemporáneo de la literatura y las artes desde una perspectiva abierta y plural

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Fotografía cortesía del artista para Trasdemar

Desde la revista Trasdemar continuamos nuestra serie de entrevistas con creadores insulares del panorama de las artes en la actualidad. Agradecemos la colaboración del artista Leopoldo Emperador (Las Palmas de Gran Canaria 1954) Escultor. Hizo su primera exposición “Instalación-Ambiente” en La Casa de Colón, Las Palmas de Gran Canaria en 1976. Desde entonces ha realizado muestras personales en salas de ciudades como Barcelona, Pamplona, Bilbao, Las Palmas de Gran Canaria, Sta. Cruz de Tenerife, Arrecife de Lanzarote, Ha participado en numerosas muestras colectivas desde el año 1974 a la actualidad.

El arte tiene que ver más con los sueños que con la pompa y el éxito inmediato. El artista comienza a elaborar un discurso y un lenguaje tras años de experiencia. No existe la mano mágica que te toca y resuelve los grandes problemas de la creación. Esto es una de las enseñanzas de Martín Chirino. Un hombre sabio

LEOPOLDO EMPERADOR

¿Cuál es su vínculo creativo con el panorama de la expresión artística en las islas? ¿En qué ámbito de las artes se encuentra actualmente y cuál ha sido la génesis de su formación?

Mis inicios como artista se remontan a los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado. Comencé estudios de arquitectura en el año 1971. Como esta disciplina no me satisfacía, me inscribí en la escuela de Bellas Artes, la cual en aquellos años esos estudios no tenían carácter universitario, se circunscribían únicamente a una formación meramente artesanal, es decir, al aprendizaje de técnicas pictóricas y escultóricas. Eran unas enseñanzas carentes de otras herramientas que considero fundamentales para el desarrollo de un artista. Una formación “intelectual” basada en la historia del arte, la filosofía, etc., es decir, el pensamiento.
Estas carencias formativas se pueden entender en el contexto histórico de la España bajo el régimen dictatorial del general Franco. Ante ello no cabía otra posibilidad que formarme como autodidacta. Abandoné los estudios de Bellas Artes y me incorporé a la vida artística participando junto a otros artistas de mi generación en múltiples exposiciones, debates, etc.
En esos años conocí a Juan Hidalgo y a Martín Chirino, gran escultor español y canario, con el cual me fui a trabajar a Madrid durante un tiempo y con el que mantuve una estrecha amistad hasta su fallecimiento en 2019. Puedo decir sin rubor que de alguna manera Chirino fue mi “maestro” y diría aún más: mi amigo y cómplice en muchos aspectos.
Ya desde entonces me planteaba el oficio de artista como medio profesional y como modo de vida. Nunca tuve planteamientos de hobby, de ejercer a tiempo parcial. Abundando en ello, diría que para mí el binomio arte y vida son la misma cosa. Me planteo la vida como un ejercicio de libertad y creatividad.
Por supuesto, esta actitud ante la vida condiciona totalmente tu devenir cotidiano como artista y como individuo con una planificación de futuro, es decir, consolidar una familia, etc. No es fácil deambular por esta vida, cada día más materialista, pertrechado únicamente con el material intangible de los sueños. Es una de las enseñanzas que aprendí de Chirino. El arte es una vocación que roza lo litúrgico, lo misterioso y lo irreal. Son siempre las dudas de las cuales te alimentas.

En los años 80, mi trabajo se inscribía en los que denominamos “arte conceptual”. Desarrollaba una obra compuesta de múltiples materiales: unos naturales, otros artificiales como la luz de neón. Tenía una preocupación espacial. Realizaba instalaciones próximas al Arte Povera siempre con preocupaciones antropológicas.
Pero, en el fondo, siempre subyacía un lenguaje espacial, tridimensional. A inicios de los 90 afronto el discurso de la escultura en un sentido más clásico, con una mirada de indagación sobre las vanguardias históricas y la proximidad de Canarias con África.


Háblenos de su obra. ¿Qué papel ha constituido la insularidad para los procesos de creación en su trayectoria profesional? ¿Qué representa para usted el horizonte insular a la hora de la proyección pública de su actividad artística?

Intento imbuirme del entorno tanto físico como mental. Cierto es que en este contexto insular, en lo mental, es más difícil la adaptación, pues los resortes de experiencias vitales e históricas son muy limitados a la amplitud del mundo.
Es decir, siempre me ha parecido un espacio, digamos, muy “estrecho” tanto en lo intelectual como en lo estrictamente relacionado con el desarrollo profesional. Si hablamos de coleccionismo y todo lo inherente a los aspectos profesionales, privados e institucionales, es de absoluta precariedad y aislamiento y, como dijo Juan Manuel Trujillo en 1934: “Canarias se ignora e ignora que se ignora”. Este fatal pronóstico, lamentablemente, aún está vigente.
Canarias no ha sabido construir un discurso sólido y coherente que haga posible entender algo tan simple y tan complejo de responder como quiénes somos los canarios, como tampoco ha activado las herramientas necesarias para situarnos en el mundo con nuestras particularidades. Vascos, catalanes, gallegos, etc., ya iniciaron ese proceso en los años 80 del siglo pasado. Se trata de preguntarnos, en rigor, cuál es nuestra posición dentro de la complejidad del mundo actual. No hablo en clave nacionalista, simplemente es la necesidad de un cuaderno de bitácora que nos sitúe en el mundo. Las instituciones y la propia sociedad civil han hecho dejación de su
responsabilidad como motores de su propia cultura y devenir histórico.


En la tradición cultural de las islas ha existido un diálogo histórico entre la literatura y las artes ¿Qué libros puede citarnos de la literatura insular que han influenciado en su propia creación personal? ¿Cuál es su consideración acerca del panorama actual de los libros y qué posibilidades hay de conexión entre la literatura y el arte desde su perspectiva?

Sinceramente no hay unos libros de literatura insular que te pueda citar y que hayan podido influir en mi obra. Mis lecturas siempre han ido por ensayos de antropología, historia, crítica y teoría del arte, etc. Si que he sido un lector de Galdós, sus Episodios Nacionales y novelas. Una reelectura de Galdós siempre es más que aconsejable, sobre todo teniendo en cuenta la actual situación y su acertada anatomía del “español”.


Las nuevas tecnologías y las redes sociales están protagonizando las nuevas formas de expresión y de escritura contemporáneas ¿Qué opina sobre las narrativas digitales y los modos de consumo cultural hoy en día? ¿Cree que es posible un renacimiento cultural desde las islas?

Los que vivimos y empezamos a desarrollar nuestra “carrera” profesional, en épocas anteriores a la actual situación del mercado del arte y el ritmo frenético de nuestro tiempo impuesto por los nuevos medios, eran los artistas y los poetas los que conformaban el corpus discursivo del arte, eso ha desaparecido. Actualmente las directivas del ARTE son ajenas ya a los intereses de los artistas. El mercado y el mundo del arte son una inmensa hidra de múltiples cabezas no pensantes, cabezas estructuradas en el valor de la especulación. Son tiempos de incertidumbre que se amplifican con las nuevas tecnologías y la globalización. Creo que estamos en un periodo de transición. Hay que intentar entenderlo, no hay que ser, digamos, reaccionario. Son los signos de los tiempos, pero el arte tiene que ver más con los sueños que con la pompa y el éxito inmediato. El artista comienza a elaborar un discurso y un lenguaje tras años de experiencia. No existe la mano mágica que te toca y resuelve los grandes problemas de la creación. Esto es una de las enseñanzas de Martín Chirino. Un hombre sabio.


¿Cuál es su experiencia de diálogo y de convivencia entre creadores en el ámbito de su disciplina artística? ¿Qué papel considera que desempeñan las instituciones culturales del archipiélago? ¿Cuál podría ser su recomendación o aportación personal para mejorar la realidad cultural, artística y literaria de su entorno y de las islas? Muchas gracias.

Desde mis inicios profesionales, allá por los años 70 del siglo pasado, los artistas e intelectuales insulares manteníamos estrechas relaciones, tanto personales como profesionales. Nos agrupábamos por afinidades estéticas más que por circunstancias generacionales. Así, compartíamos momentos e iniciativas con Manolo Padorno, Chirino, Hidalgo, José Carlos Cataño, Toni Gallardo, Orlando Franco, Carlos Gaviño, Antonio y Octavio Zaya entre otros, y con artistas e intelectuales nacionales como Victoria Combalia, Francesc Torres, Rafael Canogar, Simón Marchan, Nacho Criado, Carlos Pazos y un largo etc. Fueron años apasionantes de actividades y esperanzas en la recién estrenada democracia por la que tanto habíamos luchado.
Actualmente el panorama es más disperso, más individual. Son los tiempos que vivimos donde la proyección personal importa más que la colectiva. Puede ser que sea un síntoma de normalidad democrática.
Las instituciones culturales están interviniendo demasiado, a mi entender, en el quehacer creador, sea del punto de vista ideológico como estético. Si hoy en día no estás en las líneas del discurso “ Ad Hoc”, no existes. Creo que las instituciones deberían ceñirse a legislar. La situación laboral de los creadores en España no está definida en ningún aspecto fiscal, etc. Por otra parte, ¿para cuando la tan necesitada ley de mecenazgo?. Una sociedad civil que no es responsable de su cultura, simplemente va a la deriva o, cuando menos, es fácilmente manipulada.


Leopoldo Emperador (Las Palmas de Gran Canaria 1954)
Escultor. Autodidacta. Hizo su primera exposición “Instalación-Ambiente” en La Casa de Colón, Las Palmas de Gran Canaria en 1976. Desde entonces ha realizado muestras personales en salas de ciudades como Barcelona, Pamplona, Bilbao, Las Palmas de Gran Canaria, Sta. Cruz de Tenerife, Arrecife de Lanzarote, etc… Ha participado en numerosas muestras colectivas desde el año 1974 a la actualidad. Su producción artística se divide en dos periodos marcadamente diferenciados en cuanto a su adscripción estética.
Un primer estadio, que abarca desde 1974 a 1989, donde su producción se adscribe a las tendencias alternativas del arte, con la utilización de materiales diversos como el tubo de neón, pieles, fotografías, etc…, configurándose como instalaciones y objetos. Desde 1990, a la actualidad, y tras una reflexión sobre los lenguajes artísticos, su obra se centra en la escultura, teniendo como referente a la escultura de las vanguardias históricas; Julio González, Gargallo, Brancusi, Picasso, etc…, para desarrollar una obra que, en palabras de María Luisa Martín de Argila, “… obras, abstractas al principio, figurativas al final, constituyen retratos sugerentes y evocadores de seres que habitan un entorno dulce e irónico al tiempo”.
Ha realizado esculturas en espacios públicos para Las Palmas de Gran Canaria, Arucas, Gran Canaria, San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria, La Laguna, Tenerife, Arrecife de Lanzarote, Benburb Heritage Park Sculpture, Co. Armagh, (Irlanda del Norte), Peer Gynt Sculpture Park. Lørenparken Oslo, Noruega.
Han escrito sobre su obra críticos como, José Corredor Matheos, Guillermo García-Alcalde, José Luis Gallardo, Enrique Juncosa, José Carlos Cataño, Simón Marchán Fiz, Fernando Castro Borrego, Carlos Díaz-Bertrana, Antonio Zaya, Gloria Picazo, Carlos Pérez Reyes y María Luisa Martín de Argila.

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