Reseña de “Voces de mi silencio” (1981) y selección de seis poemas de Guelcia M. González Biga. Por Nadya M. Echevarría Quiñones

En la Revista Trasdemar difundimos la actualidad literaria del Caribe

Desde la Revista Trasdemar compartimos la reseña del libro “Voces de mi silencio” (1981) de la autora puertorriqueña Guelcia M. González Biga (1927-2014), junto a seis poemas seleccionados por nuestra colaboradora Nadya M. Echevarría Quiñones (Puerto Rico, 1984) Poeta y educadora. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey, es profesora de Lengua y Literatura y cursa la Maestría en Literatura Puertorriqueña y del Caribe. Actualmente, forma parte de la editorial independiente Gato Malo Editores y de la Generación del Atardecer Presenta

Vengo a buscar la voz,

la voz aquella que en el tiempo sin tiempo se perdía

Guelcia M. González Biga

“El futuro de ayeres hoy te busca”

A Guelcia María González Bigas la conocemos en Peñuelas como la “Maestra de maestros”. Nace en 1927 en este pueblo localizado al sur de la isla y muere el 20 de octubre de 2014.  Realizó su maestría en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Su tesis versa sobre “Las palabras taínas de Puerto Rico” (1970). Ejerce su profesión de maestra de español y de historia en la Escuela Superior Adolfo Grana Rivera de Peñuelas. Comenzó a escribir poesía en la adolescencia. En 1970 funda, junto a un puñado de compañeros militantes independentistas, el periódico El Coquí. Este proyecto editorial destacó, entre varios asuntos, por documentar la lucha ambiental que históricamente se ha dado en Tallaboa y la lucha obrera que se llevó a cabo en las industrias petroquímicas del área. Recuerdo que mi abuelo materno vendía El coquí, siempre nos dejaba una copia en casa, la que me devoraba leyendo todas las veces. Con estos folletos con olor riquísimo a papel nuevo, aprendí sobre los Versos sencillos de José Martí, las décimas de Silvio Echevarría, sobre crítica mordaz y prensa comprometida.

Aunque cronológicamente pertenecería a la generación del 50, Guelcia no escribió en esa década. En 1981 el Grupo Literario Guazábara (que significa pelea o batalla en taíno), fundado tanto por Guelcia como por los escritores peñolanos Manuel Díaz Rodríguez (Los cuentos de Manuel 1993),  Silvio Echevarría Rodríguez (Cuentos de la refinería 1979, Soles de luz redentora 2019) y Consuelo Muñiz Rodríguez, publica el poemario Voces de mi silencio. Los poemas que en él se incluyen fueron escritos desde los años sesentas hasta 1980. El libro se compone de treinta y un poemas; los primeros veintiuno se identifican como diferentes voces (de lluvia, caídas, de niñas, vedada, cautiva, nueva, de miseria, del miedo, de despedida, criolla, de allá, del presagio, para entonces… entre otras) y los otros diez se encuentran bajo la categoría de “Otras’.

Frente al gran impasse que es la colonia, Guelcia González abre un espacio para la formación de múltiples voces líricas que cuestionan y logran interrumpir lo continuo: el incesante parlotear del estado legítimo, una caricatura con “ademán de imperio en la mirada” (33).  Durante la lectura de estos poemas asistimos al hecho primordial del acto creativo: ese crear las voces desde su silencio. “Voces que son canciones de los años: / palabra entrecortada de la voz /… / Voces que son poesía de mi voz” (8). Esta “palabra que mi voz recrea” (5) no duda en retar y establecerse como forma de validez histórica. Desde el silencio rompe con el murmullo, el “resumen del asco de un sistema” (19). Estas voces se divisan como sujetos poéticos que se reconocen como materialmente políticos. En “Voces caídas” conocemos desde su mirada cómo “cayeron los flamboyanes / gimiendo cantares niños / en su vida adulta. / Y el pueblo miró asombrado y mudo / le dolió algo adentro / y bajó los ojos” (13).

La lectura de este poemario nos deja con imágenes desiderativas: la limpieza del aire que se queda tras la lluvia, esa posibilidad de “mirada hacia el mañana” (12) con el “hábito cotidiano de azules y de verdes” (10). Rememoré a mi niñez en “Las voces niñas”, me vi también como ellas “atisbando horizontes en las esquinas”. “Ah, de las voces niñas arreboladas presintiendo faroles: voz de alboradas” (6). Estas voces líricas buscan ser “surco, puerto, caricia / voz manantial” (4); y son también “lampo” y “voz ala”. Guelcia nos comparte en su experiencia del canto su canción de silencios. “Esa que a nadie digo / si se cierra mi tierra a la alborada” (10), pues “en los montes del alma hay candelarias” (6). Y como si zarpáramos de un puerto, nos vemos en escenas de nuestro pasado histórico, sumadas a un horizonte con futuro de promesa.

Varias de estas escenas las podemos hallar en la sección “Otras”. En el poema “Domingo de Ramos” la autora describe el suceso de la Masacre de Ponce en 1937. “La sangre escribe el grito en las calles del tiempo / “¡Viva la República / abajo los asesinos!”. “Para el aleluya / ¿cuánto falta?” (37), reza al final. Nos detenemos frente a la figura de don Pedro Albizu Campos en un poema bajo su nombre y en el poema “Padre Nuestro”: “voz de hacha afilada” (39). “De tu mente gigante de fe: grano de mostaza. / Tu palabra restalla contra el muro de sombras” (38). Conocemos a “Lolita Nuestra”, la Lolita que a sus 34, en 1954, habló en el Congreso por “nosotros los puertorriqueños y todos los oprimidos por el terror y la violencia…”, acto que le cobró 25 años en una prisión de mujeres de Virginia. En 1979 es indultada, dos años previos a la publicación de Voces de mi silencio. En este poema se nos lleva también a recordar los nombres de otras insignes patriotas: Mariana Bracetti, revolucionaria del Grito de Lares (1868); Lola Rodríguez de Tió, poeta autora de “La Borinqueña”; Blanca Canales Torresola y Carmen (Carmín) Pérez González, autoras de hechos reconocidos durante la Revuelta Nacionalista de 1950; y a Isabel Rosado Morales, educadora que a sus 42 años fue sentenciada a 15 meses de prisión en la cárcel La Princesa, del Viejo San Juan, por violar la Ley de Mordaza.

Pero: “¡por allá jumea!”

Esta frase que encontramos en el poema “Voz de presagio” es una expresión que indica una sensación de que viene algo bueno. Este poemario se presenta como punto de intersección para la esperanza, la ternura y esa memoria que es impronta del carácter de todas estas múltiples voces líricas creadas por Guelcia. Nos brindan “claridad en la sombra”, una voz nueva que invita “a agitar horizontes” y “a revolcar ideas” con “la poesía del verso / al margen”. La “voz cínica” nos recuerda: “Patriotas ellos sí, que ya se fueron / Nosotros… subversivos.” Y es para los subversivos del archipiélago cosmos este regalo de “canción de patria que despierta”: una experiencia del canto pues, “el dulce de las voces quita el amargor”. Desde las islas de la excepción, el deleite de una “mirada hacia el mañana” de nuestra poeta maestra peñolana.


Selección poética de Voces de mi silencio (1981)

 
 VENGO A BUSCAR LA VOZ
  
 Vengo a buscar la voz, 
 la voz aquella que en el tiempo sin tiempo se perdía, 
 la voz que con futuro de promesa 
 en presente silvestre se prendía.
  
 Vengo a buscar la voz, 
 la voz aquella que en olores de verde esplandecía, 
 encerado del llanto, 
 ausencia de presagio en bienvenida. 
  
 Voz luminosa en soles, 
 voz sonora-ardentía y claror-estremecida, 
 relámpagos opacos, grises claros, 
 el trueno sin llegada todavía. 
  
 Vengo a buscar la voz,
 la voz aquella: voz en umbral, acacia florecida,
 voz de tierra mojada, voz serena, 
 voz que en atardecer amanecía. 
  
 Vengo a buscar la voz, 
 la voz aquella que en el tiempo sin tiempo se perdía,
 el futuro de ayeres hoy te busca: 
 voz de espumas en ola presentida. 
  
  
 VOZ NUEVA 
  
 Una voz nueva 
 puño 
 puño en alto. 
 Una nueva voz 
 consigna
 voz descalza. 
  
 A un lado el olor de acacia florecida
 a un lado el vuelo de ave. 
 Paréntesis la luz 
 y la sonrisa. 
 La tersura del verso 
 la levedad del verso
 la poesía del verso 
 al margen. 
  
 Una voz nueva 
 puño 
 puño en alto. 
 Una nueva voz 
 consigna 
 voz descalza. 
  
 Verso: 
 a descubrir caminos 
 a acercar lontananzas 
 a agitar horizontes 
 a aventar esperanzas 
 a encandilar esfuerzos 
 a desparramar ansias 
 a despabilar ojos 
 a incendiar hojarascas 
 a revolcar ideas 
 a sacudir palabras 
 a encarcelar miserias 
 a desvelar la patria.
  
 Una voz nueva 
 puño 
 puño en alto. 
 Una nueva voz 
 consigna 
 voz descalza. 
  
  
 VOZ DEL MIEDO 
  
 Y no le tiene miedo a los murciélagos 
 ni a los lagartijos 
 ni a las cucarachas. 
 No le paran los pelos las culebras, 
 a los ratones les pasa por el lado 
 y no brinca si un saltamontes salta. 
 Viajar en los aviones no le turba, 
 y si la muerte llega no le importa 
 y a los rayos los mira cara a cara. 
  
 Y, sin embargo, 
 se le vuelca el estómago 
 de pensar que tuviera 
 que enfrentarse al patrono. 
 Y ante un abuso 
 la boca se le cierra 
 y vuelve la cabeza 
 para no ver lo injusto 
 - no quiere problemas -. 
  
 Para no decidirse 
 prefiere no leer 
 ni enterarse 
 ni pensar 
 ni saber. 
 Alguna vez 
 se ha atrevido a gritar 
 ¡Viva Puerto Rico libre! 
 - bajo efectos del licor - 
 y al día siguiente 
 temeroso 
 mirando receloso a todos lados 
 se ha llevado las manos al estómago 
 un sudor frío lo recorre 
 y la palidez lo asalta. 
  
 Y no le tiene miedo a los murciélagos 
 ni a los lagartijos 
 ni a las cucarachas.
 No le paran los pelos las culebras, 
 a los ratones les pasa por el lado 
 y no brinca si un saltamontes salta. 
 Viajar en los aviones no le turba 
 y si la muerte llega no le importa 
 y a los rayos los mira cara a cara. 
  
 Yo soy al revés 
 y lo prefiero. 
  
  
 VOZ DE PRESAGIO 
  
 Me ha signado 
 lo sé. 
 Antes de tiempo 
 me ha signado 
 y quiere que la aguarde horizontada. 
 Antes de tiempo 
 me ha signado 
 lo sé.
 Y ella vendrá 
 procurándome 
 sorprendida de no hallarme. 
 Y le contestarán: 
 ¿Ella? 
 Como siempre: 
 sorbiendo noticias frescas 
 saboreando el último libro que ha salido 
 o dictando su clase 
 o escribiendo un poema. 
  
 Quizá en el comité 
 en el piquete 
 en la marcha 
 o quizás en la huelga. 
  
 Y cuando por allá ella aparezca 
 volverá a preguntar. 
 Y le contestarán: 
 - ¡Por allá jumea! -
 Y jugaré al esconder con ella. 
 Trabajo le daré, 
 aunque ya sé que ella 
 se saldrá con la suya. 
 En este juego adulto 
 no hay un palo de "libre" 
 no hay escondite oculto para ella. 
 Y, al fin, me atrapará. 
 Me dará el "ticket" de arresto 
 me dará macana 
 y camisa de fuerza. 
 Lo sé 
 ya me ha signado, 
 No me valdrá decirle que tengo 
 que hacer esto 
 y lo otro. 
 Me atrapará al fin 
 -antes de tiempo -
 sin terminar la clase 
 el piquete 
 la marcha 
 o el poema. 
  
  
 LOLITA NUESTRA 
  
 La celda te abrieron mariposas negras 
 - Agustina de Lares
 Juana de Flecha - 
 pero te encarcelaron en la calle 
 a Patria abierta. 
  
 Rosario de añoranzas en tu mano 
 bandera de esperanzas en tu diestra 
 - Judith contra Holofernes -
  tu pueblo desbordado 
 con júbilo enlutado 
 te espera. 
  
 Conciencia de la Patria 
 - Mariana encarcelada 
 Lola poeta - 
 "Valor y sacrificio" 
 carne nuestra hecha símbolo 
 mártir serena. 
  
 Cinco alguaciles yankis de miedo tiemblan 
 - Isabel 
 Carmín 
 Blanca -
 tú todas ellas. 
  
 Tu pueblo está contigo
 Lolita Lebron nuestra. 
 Llegaste justo a tiempo 
 a sacudir conciencias. 
 En 23 años libre en tu celda. 
 Tu Patria en 400 años prisionera. 
  
 ¡Libertad, libertad! 
 El grito apremia 
 que nos venden la Patria 
 Lolita nuestra. 
 ¡Libertad, libertad! 
 Es nuestra hora. 
 Que el futuro sea nuestro 
 Lolita nuestra. 
  
  
 COMUNICADO
 (Publicado en el periódico El Coquí en mayo de 2003.)
  
 Y nuevamente
 recogí los espejos fragmentados
 trituré el desaliento,
 aceité la esperanza
 y estiré el tiempo.
 Arropé las frialdades
 y destapé sonrisas.
 Espanté musarañas, di derecha a las excusas burguesas
 y de la paja separé el grano.
 Afilé las verdades,
 arrinconé el cansancio,
 almacené entusiasmos
 y recogí los fardos
 que unos cansados,
 dejaron en la orilla.
 Metí los pies al río 
 y me enjuagué la frente,
 y entonando futuros
 eché a caminar, tranquila,
 nuevamente.
   

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