Presentamos en la Revista Trasdemar la reseña del libro “Historias de un alma vieja” de la autora María Beatriz Muñoz (Granada, 1977) Novelista y directora de la revista digital cultural One Stop. El artículo que compartimos en nuestra sección “Una habitación propia” es de Carlos H. Bruzón, miembro del Comité editorial de Trasdemar
Esta extraña tarde el escritor Carlos Javier Jarquín me ha dejado un libro en mi correspondencia como quien deja una trampa, no dejó escrita ni una sola palabra más, se retiró con sigilo a sus labores periodísticas habituales. Yo intuí que él quería que me acercara a este libro por alguna razón, y como me conoce de sobra, sabe que un libro sigue siendo mi regalo favorito.
Llegando a casa abrí sin dilataciones el ordenador para encontrar este poemario de la escritora española María Beatriz Muñoz Ruiz, prologado por el propio Carlos Jarquín y una preciosa cubierta de Concepción Iglesias. El prólogo de Carlos Javier explica el acercamiento de la autora a una necesidad contemporánea de paz, de respeto a la vida, citando algunos versos de forma magistral de modo que no rebela el contenido y dejando varias brechas abiertas por descifrar. En las palabras introductorias de la propia escritora, con bondad prepara al lector para lo que va a encontrar en sus versos al adentrarse en el contenido y agradece a todos los que han colaborado para la materialización de su obra. Al final de estas palabras, a modo de introducción -un parlamento que me genera curiosidad- a mi juicio resume sagazmente la intención del poemario al decir que no envidia a los demás corderos que viajan en rebaño. Encuentro en esta última línea una analogía caprichosa que juega con uno de mis libros favoritos de George Orwell. Ciertamente muchos son los corderos, pero María y su poética se resisten al rebaño que marcha al matadero sobreviviendo a las alianzas humanas o conspiraciones de estos tiempos.
Historias de un alma vieja nos acerca a las múltiples almas de María Beatriz Muñoz. Se funden esas almas en agua y fuego, en numerosos elementos que van acercando al lector en una escritura intimista. Versos libres que te apresan, habla de cadenas, de la necesidad de libertad, en su discurso no hay vida posible entre eslabones insiste más de una vez. Los poetas siempre han tratado de evitar la guerra, quizás por el amor a lo vital y la belleza.
Este viaje que empezamos al leer a María tiene una dicotomía entre pasado y futuro, la permanente interrogante de otras vidas, no la trillada idea la reencarnación, acaso el enigma de cómo sería vivir tiempos diferentes. Vamos de su mano a preguntarnos qué es lo bueno y qué es lo malo de lo que tenemos, la inconformidad de un mundo beligerante, corroído por la tirantez de poder, en un grito a viva voz la escritora llama a la pausa necesaria:
Cuando dos bandos callan
no hay guerra,
cuando dos bandos callan
pactada queda en silencio
la tregua.
Existe una conexión especial con la naturaleza. Cuida a la rosa que se marchitó porque te dio su belleza, versa en dos parlamentos que denotan un amor especial por lo vivo, sin embargo, alerta en otro poema:
Observo el crepitar del fuego;
llamas hambrientas
que transforman en cenizas
aquel hermoso árbol (…)
Luego señala desinhibida que “nada es eterno” y que la muerte asecha, pero en el camino esa muerte se convierte en vida, tal como el humo que brota del tronco ardiendo se transforma en “nube que llora” para acercarnos nuevamente al elemento agua presente varias veces.
El cielo está encapotado,
las nubes, negras,
la Dama oscura se pasea
con la cara descubierta.
Hoy llueven tontos, (…)
España va con ella en un viaje al tiempo pretérito de palacios y muros. Refleja en su poesía las múltiples vidas de una mujer que se reinventa como si fuera maleable según el tiempo y espacio exija. ¿Se quedará apresada entre muros del palacio de la Alhambra o esos muros son su seguridad, quizás símbolo de libertad antagónico? Propongo descubrirlo entre líneas, concluir el lector eligiendo su camino que antes de llegar a las múltiples almas ha de pasar por la pluralidad inmensa de ideas sobre la vida de una mujer que ha vivido tantas historias.
Este poemario no pretende alardear con grandes recursos idiomáticos, es perfecto para una lectura dócil, no exagera en metáforas ni se eleva la palabra a un híper filosófico pensamiento de abstracción. María es una poeta sencilla y profunda con algo que decir, a su estilo, sin pretensiones más allá de ofrecer su literatura en un acto de desapego como quien ofrece su alma, no cualquier alma, su más valiosa alma, su alma vieja.
Carlos H. Bruzón