“Llueven pájaros” Poemas de Arabella Salaverry

Arabella Salaverry

Presentamos en la Revista Trasdemar una muestra poética de la autora Arabella Salaverry. Escritora, actriz y gestora cultural costarricense. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría en dos ocasiones, ocupó la Presidencia y la Vicepresidencia de la ACE (Asociación Costarricense de Escritoras), dirige el Grupo El Duende donde desempeña una intensa gestión cultural. Entre los títulos de su obra destacan en poesía los libros Búscame en la palabra, Violenta piel, Chicas Malas, Llueven Pájaros, Continuidad del aire, Erótica, Dónde estás Puerto Limón, Breviario del deseo esquivo o Arborescencias, y las novelas El sitio de Ariadna y Rastro de sal

Entonces fuimos solo

Un dolor desgajado de la memoria del bosque

ARABELLA SALAVERRY

Caribe (una vez más el mar con olor a Caribe)

Ese clamor de mar
vivido como único destino
donde los deseos se diluyen
en partículas saladas
recordatorio de lágrima
presencia rumorosa de la vida
allí y solo allí no caben responsos
heridas
tristeza itinerante

Vedado el dolor
por la fuerza que desata
y revierte hacia el cielo
en un juego incesante
vaivén de la esperanza
fuego que aniquila
Y la sal
Siempre la sal
dibujando senderos
para abofetear fronteras
soliviantar las ansias
liberarte desatarte desnudarte
exponerte de par en par
con tus ventanales abiertos
porque puede más su luz que los cerrojos

Y contienes al mar
el mar te arrastra
te signa con vendavales
para ir haciendo ruta
en donde eres una
con anegados santuarios

Esa llave para abrir horizontes
te la confiere el mar
el timón de mando es tuyo
te lo regala el mar
mientras cabalgas tormentas
navegas huracanes
tejes ciudades enredadas
en el laberinto de sus arrecifes
Inventas ciudades dormidas en sus costas
con calles cuyo destino es arena
litorales para las más altas ceremonias

Te dedicas a anubarrar tu grito
expresar así esa ansia de caminos
ese levante de corazón abierto
ese alarido preñado
ese regreso a los orígenes
El temblor visceral que te acomete
con la sola dimensión de su presencia

Del poemario Dónde estás Puerto Limón


New York

Las mariposas se incrustan
en el alto estallido del cemento
Juro que caminé tus avenidas
con la soledad a cuestas
en ese universo de piernas extranjeras
venidas de rincones extraviados

Traté de asir una mano
cualquiera
pero solo la materia fría
la argamasa
el acero
Las palomas bravías no encuentran
donde depositar sus nidos
y un viento de prisas y de ahogos
recorre tus calles ateridas

Sé que hay un mundo escondido en el asfalto
vibra como el corazón de un pájaro carpintero
trato de rescatarlo de la muerte
pero mis manos terminan en muñones

Te prometo
que seguiré hurgando en tus resquicios
hasta encontrar el mástil
donde ondeará el desvelo
y la noche entonces
se cubrirá con mareas
y en mi insomnio te seguiré nombrando
hasta que al fin seas mía

Del poemario Búscame en la palabra


Llueven pájaros

Azotan las ventanas
Pájaros que son ángeles agobiados
Llueven pájaros
los tejados repiquetean mientras los pájaros
golpean contra el claro de la luna

Llueven ángeles que son pájaros
para hablarnos desde el grito infernal
de su caída

Llueven pájaros
saetas
flechas malheridas
llueven pájaros
habitantes desmesurados de las nubes

Estos pájaros que suelen ser ángeles
lloran este planeta que arderá
quemado por nuestro propio desatino

Estos ángeles que suelen ser pájaros
se llenan la garganta con arena
mientras escupen fuego

Sus palabras son entonces pedernales
que nos golpean desde la arremolinada soledad
de la ceguera

Del poemario Llueven pájaros


Frutal

Nací en el trópico
soy frutal sin estaciones
Me averano a pura voluntad de mis sentidos.
El cuerpo
se me llena con olor a mandarina.
Presiento en cada pecho
un sabor distinto: el derecho es maracuyá
y el izquierdo un leve recuerdo a carambola

en los brazos
y sobre todo en las axilas
se me refugia
un aroma a mango trasnochado.
En la curva de las nalgas
queda un resabio a guanábana madura.

La papaya se me afinca
en la redonda suavidad del vientre.
Por los muslos me sube presurosa
la presencia indiscutida del caimito
y remata en el punto exacto de mi sexo
donde adivino que convergen todos los sabores

Pero es solo en los atardeceres de mar
con el sonido de las caracolas
donde recobro la fiesta frutal
de mi presencia.

Del poemario Breviario del deseo Esquivo


Arabella Salaverry nació en Managua, Nicaragua, en 1946. Posee nacionalidad costarricense. Es poeta, dramaturga, narradora y gestora cultural. En 2016 Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría. Estudió Artes Dramáticas y Filología en México, Venezuela, Guatemala y Costa Rica. Algunos de sus libros publicados: Infidelicias; Impúdicas; El sitio de Ariadna; Llueven pájaros; Erótica, Erotomanías; Continuidad del aire; Violenta piel; Búscame en la palabra; Dónde estás Puerto Limón; Breviario del deseo esquivo; y Arborescencias.

Deja un comentario