Presentamos en la Revista Trasdemar la entrevista con la autora María Gutiérrez (El Rosario, Canarias) a quien agradecemos su colaboración en nuestra encuesta internacional dedicada a la insularidad
La condición de insularidad mediatiza todo lo que escribimos. Esta insularidad dota de ciertas características a lo que se produce en Canarias, aunque no podamos definirlas ahora mismo. Creo que hay otro elemento fundamental que nos caracteriza, que es el mestizaje, genético y cultural. Somos el producto de mezclas diversas a través de los siglos, por la ubicación geográfica específica del archipiélago, y eso sin nombrar de la influencia del turismo
MARÍA GUITIÉRREZ
La isla como espacio de creación
¿Qué representa la insularidad para su génesis como autora? Háblenos de su experiencia creativa en el ámbito de la escritura: ¿cuáles fueron los orígenes de su proceso de producción literaria?
Cuando éramos chicos vivimos un año en la selva africana. Desde entonces tuve conciencia clara de que el mundo se extendía mucho más allá de los límites de la isla. Desde Primaria ya escribía poemitas y cuentos. Y recuerdo, especialmente durante la adolescencia, la necesidad de pergeñar versos frente al mar inmenso, y la belleza del paisaje. Malísimos todos, claro, y los quemé en un arrebato de lucidez. El deseo de escribir me alcanzó fuerte cuando conocí a los clásicos como Garcilaso, Góngora… y decidí que yo quería hacer la misma maravilla que ellos con las palabras.
Creo que la creación poética no puede desligarse del entorno. Tendríamos, incluso, que calibrar hasta dónde podemos desprendernos de su influencia para ficcionar, pero la poesía es como árbol en la tierra. Los versos provienen de raíces profundas por más que aludan a lo desconocido.
En nuestro imaginario particular, aunque seamos cosmopolitas, está la isla que es nuestra realidad más inmediata y nos conforma como seres humanos. Territorio limitado / territorio infinito, según la mirada que despleguemos en cada momento. Por eso la mar puede ser una chalana o un dragón.
La escritura es también un espacio que habitamos, la frontera y sus lindes, el horizonte, la mar, el nuestro. Este detalle vine a descubrirlo en una estadía en Madrid en la que, de repente una mañana, empecé a asfixiarme, hasta que me di cuenta de que me faltaba el horizonte azul del Atlántico. Nuestro espacio vital, como el cuerpo.
Es la distancia la que relativiza, la que dimensiona realmente el territorio, no su tamaño, sino la distancia y objetividad respecto al mismo. Ver la isla desde fuera nos pone en nuestro sitio, y ahí tomamos conciencia, aunque esa toma de conciencia no cambia la condición.
La isla como lugar de influencias
¿Cuál es su relación literaria con la experiencia de la insularidad y las influencias recibidas de la tradición o las tradiciones culturales de su lugar de origen?
Conozco bien nuestra cultura, arte y tradiciones, así como la cultura popular, deportes… Conozco también la literatura de las islas, autores y autoras clásicos, muertos y vivas, viejas y jóvenes… y vivo con muchísima intensidad todo lo relacionado con ellas. Me vinculo y defiendo el patrimonio con las palabras y con las acciones, porque estoy convencida de que así debe ser, y lo difundo. Es imprescindible conocer de dónde venimos para saber a dónde vamos. Como influencias personales importantes voy a nombrar sólo a Jorge Rodríguez Padrón, mi maestro, que me presentó la LITERATURA y ha estudiado profundamente la producción literaria en Canarias, a Isaac de Vega y Víctor Ramírez como narradores, escritores que han sabido dar a nuestra palabra la calidad de universal. La poesía es un género muy poderoso en Canarias, y no voy a nombrar a poetas, de la cantidad inmensa que tenemos. Y estoy convencida de que la Literatura tiene un futuro prometedor en nuestra tierra.
La isla como proyecto cultural
¿De qué modo considera el valor de la isla o del archipiélago en su propia cosmovisión literaria? ¿Qué opina acerca de las semejanzas y los parentescos entre su lugar de origen y otros territorios insulares?
No existe acto transformador que no venga de la mano de la educación y la cultura. Practico este principio de abajo a arriba, desde la vida personal al barrio, el municipio y la isla, hasta Canarias, claro. Como defensora de lo nuestro, promuevo su difusión, de manera que todo lo que hago está impregnado y atravesado por nuestra cultura y patrimonio, desde el respeto por el léxico, hasta nuestros juegos y deportes, que practico.
Como dije, la condición de insularidad mediatiza todo lo que escribimos. Esta insularidad dota de ciertas características a lo que se produce en Canarias, aunque no podamos definirlas ahora mismo. Creo que hay otro elemento fundamental que nos caracteriza, que es el mestizaje, genético y cultural. Somos el producto de mezclas diversas a través de los siglos, por la ubicación geográfica específica del archipiélago, y eso sin nombrar de la influencia del turismo…
Respecto a otros territorios insulares voy a contarle una anécdota que me ilustró mucho. En un congreso literario en Victoria, una ciudad de la Argentina, tuve la oportunidad de conocer a un joven poeta, y mientras lo escuchaba leer sus textos, muy hermosos por cierto, era como si escuchase a Tomás Morales o a Alonso Quesada, y pensaba en la semejanza tan grande de su poesía con la producida en Canarias. Estaba asombrada, y resultó que venía de una de las islas del Paraná. De un territorio insular como el nuestro. Su frontera es el agua del río, y la nuestra la del mar.
En esta sociedad globalizada en todos los aspectos, en la que los niños hablan como los dibujos animados, es nuestra responsabilidad preservar nuestra variedad de habla, respetándola. La escritura requiere conciencia, estar presente, y compromiso en su construcción, valentía, y no arrugarnos frente al neutro, ¡qué coño! Es un constructo comercial… y, ¡¿quién lo impone?! La lengua está viva, como las personas o el vino, y en cambio continuo, adaptándose a las necesidades, a la realidad. La modalidad de habla canaria es una evolución del castellano, como evolucionó en Uruguay, o en México, por decir… un enriquecimiento más con las distintas variedades del español, y un orgullo para la ciudadanía canaria que respeta el habla de sus madres y abuelas. Y la escritura es una herramienta que debemos usar con honestidad, respetando el lugar y el tiempo, la realidad que nos ha tocado vivir. Nada es neutro, ni aséptico, es decir que, como dice el refrán, quien calla otorga, de manera que todo lo que hacemos es político, para acatar o disentir, para bien o para mal. Todo acto provoca un efecto, y esta idea es transferible a la escritura.
La isla como punto de referencia
En su opinión, ¿el paisaje contribuye a la formación de una estética de la insularidad? ¿Qué aspectos considera más relevantes en la mirada hacia la insularidad desde la literatura o el arte?
Por supuesto, todo lo que nos rodea, y la mar nos rodea. Se nos mete en los ojos desde que nacemos. Escribimos desde nuestro imaginario, personal y cultural, ambos inseparables de la idea isla, de manera que construimos, creamos, con los elementos de que disponemos y, aunque el material sea nuevo y la creación original, ha surgido, indefectiblemente, de la combinación de todos esos elementos que hemos mamado. No existe, pues, la idea pura, virgen, que nace espontáneamente como por inspiración divina, sino que todo es resultado de combinaciones de ideas previas, así que lo básico está dado, y queda el trabajo difícil: ser capaces de dotar a las palabras de nuevos significados, generando imágenes y universos distintos. Son todos estos significados y mundos nuevos los que crean una estética y, como dije, también una ética: en la escritura no hay mirada inocente. Y es muy bueno que así sea, por eso en este quehacer es imprescindible que sepamos a dónde queremos ir a parar, cuál es el sentido del texto.
La isla como vía a la universalidad
¿Cómo le gustaría definir la identidad insular? ¿En qué medida las diversas formas de la movilidad humana, como las migraciones o el turismo, influyen sobre la creación literaria en las islas? Desde su perspectiva, ¿qué lugar ocupan las nociones de cosmopolitismo y universalidad en la cultura insular de cara al futuro?
Es un reto difícil, un gran desafío, porque, además del territorio son muchos los aspectos que determinan la vida y la obra de las personas. Es más, el tópico que se ha creado en torno a la insularidad incorpora, incluso, ideas contrapuestas como pueden ser la socarronería típica del mago y la apertura anímica tan cacareada, y hay que salir de ese reduccionismo y realizar un trabajo hermenéutico serio con los textos, no bastan la intuición o las interpretaciones, sino que tendríamos que buscar líneas y/o elementos que configuren patrones claros implícitos, buscar fundamentos y huir de las opiniones, y la mía es una más.
Puedo recordar a mi abuela cocinar con petróleo, así que, en Canarias, en medio siglo hemos pasado de la EM a la tecnología punta. Los avances se están producido en progresión geométrica y esto ya no hay quién lo pare, de manera que tenemos que proteger nuestro patrimonio del tsunami de la globalización cultural, y ahora mismo, la preservación de cualquier cultura –incluida la nuestra- pasa por el respeto, el reconocimiento y la difusión, y por el diálogo con otras y con el mundo en un mismo nivel de calidad.
Gracias.
María Gutiérrez (El Rosario, Canarias) es maestra, narradora, poeta y activista social y poética. Autora de libros de cuentos, microrrelatos, poesía y novela, así como de una colección de álbumes ilustrados, escribe para gente menuda y adulta. Muchos de sus textos han sido traducidos a otros idiomas y algunos han aparecido en antologías y publicaciones colectivas españolas y de otros países. Prologuista y correctora, compiló, además, el libro de microrrelatos contra la violencia machista Perdone que no me calle, CCPC, 2017, con textos de 64 autoras canarias. Ha impartido múltiples talleres, en España y en el extranjero. Ha participado como invitada en numerosos encuentros y congresos nacionales e internacionales, y ha sido merecedora de varios premios literarios. Pertenece al Colectivo Harimaguada y al grupo de lectura Atalanta, y milita en distintas asociaciones de las Islas. Colabora con la Comisión MELL –Mujeres en La Lucha-, de la Federación de Lucha Canaria, y con la Escuela de Creación; dirige el taller de lectura de la Librería de Mujeres de Canarias y coordina Aprender no tiene edad, una experiencia de alfabetización y cultura general para personas adultas. En 2012 fue nombrada Ciudadana Ilustre de Vista Alegre, en Neuquén (Argentina) y es Premio 8 de marzo de Santa Cruz de Tenerife 2017.
Publicaciones:
- Talía y su tía María vencen el acoso en la escuela, Bellaterra, 2018
- El sueño de Daniel, Bellaterra, 2018
- La mochila rosa, Bellaterra en 2015
- El rancho de Cris, Bellaterra, 2015
- Ein Zittern entwaffnet mich, Un estremecimiento me desarma, Claudia
Gehrke, Berlín, 2016 - Ellas tampoco saben por qué, 2013
- Con los pies empapados, Idea, 2011
- Chilajitos , Cíclope Editores, 2008
- Premios literarios
- Primer premio del I certamen de cuentos Sábor, 2015
- Accésit del V Premio de poesía Antonia Pérez Alegre, Barcelona, 2010
- Primer premio del concurso de coplas Los Corazones de Tejina 2005
- Primer premio del III Certamen de Relatos Breves «Mujeres», convocado
por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 2002 - Primer premio del I Certamen de Cartas de Amor del Círculo de Amistad
XII de enero, 2000
No solo la formación y actualización constante, sino también su curiosidad polifacética y su gran capacidad hacen de María Gutiérrez alguien con opiniones interesantes y certeras.