“Un tour por la obra de Nely Córdova: humo y poesía” Por Yanier H. Palao

Fotografía cortesía de la autora

Desde la Revista Trasdemar compartimos un ensayo del autor y artista cubano Yanier H. Palao dedicado a la literatura de Neli Córdova, escritora ecuatoriana. Conferencista y educadora, ha ejercido la cátedra de Letras. Ha sido Presidenta de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores, entre los títulos de su obra poética destacan Cinco regresos y un siempre, 1980; Estatuas fugitivas, 1988; Origen (en español y kichwa) dos ediciones, 1993; Abismos en los ojos de Eva, 1998; Penúltimo laberinto, 2007; Lengua profana, 2008;  La encarnada, 2009.

“Mujer académica que le llama la atención lo autóctono, las tradiciones de su país. Mujer amada y que ama, todo ese marullo se impregna y los niveles de lecturas se resignifican. Cuerda que la escritora tensa para que el lector salga victorioso del laberinto que ella misma ha edificado con lo mejor que tiene: su propia existencia”

YANIER H. PALAO

Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es.

Alejandra Pizarnik

La vi por vez primera en un recital de poesía, en un festival, en la ciudad de Quito. La poeta es desgarbada, ágil, me llama la atención su forma de vestir, trae colores, su cabello pintado de rojo, sobresalen unas mechas rosadas por las canas que están teñidas. Lleva una blusa violeta y un pantalón verde olivo, fuma, se le acababa un cigarrillo y prendía otro. Una amiga se le acerca, le aconseja que deje el vicio, ella escucha, parece prestarle atención y prende otro cigarro.


-El vicio me hace daño, pero no puedo, o no quiero dejarlo.


Su voz es ronca, vivida, trasnochada como la voz de esas cantantes que tanto me gustan. Al subir al escenario parecía una estrella de rock de los años ´60. La vida de una escritora es muy similar a la de un músico, cada libro es un disco, un concierto. No deja de fumar la señora. Esta mujer empezó a publicar por allá por los años 80 su primer libro se llama Cinco regresos y un siempre. La poeta me recuerda las mujeres que pintaba Chagall.


Origen (1993. Quito)


Desde el más puro aspecto formal estamos ante un libro puente, la supuesta alta cultura, la académica poeta, traduce su obra al Quichua: lengua originaria, embajadora de saberes ancestrales, representante de campesinos, curanderos y artesanos. Lenguaje vivo y a la vez muerto; pocos lo hablan y no hay academia donde se enseña. Lo autóctona se convierte en extranjero en el propio país que lo originó.


Terreno pantanoso, híbrido, entrecruzado. Ambigüedad de la naturaleza. Libro que sin duda sitúa a la escritora en una posición política: ella quiso que sus composiciones sean leídas en otra tesitura, en un lenguaje sagrado y a la vez marginal. Idioma que muy pocos hablan. Acaso en ese sencillo gesto se resume toda la sabiduría: en fundar, refundar un lenguaje para los míos, en tener una lengua para mi comunidad, para los que me son afines.

Los poemas son cantos, libro que bien podría incorporarse en la maya curricular de la enseñanza media-superior. Ejercicio conceptual en que el sujeto lírico quiere ser el otro, el desplazado. La veo de joven vestida con las mismas túnicas de sus amigas indígenas, tratando de pronunciar vocablos que nunca antes había pronunciado. Admiración de la escritora por su país, humildad puesta a prueba; ella se ha calzado los zapatos del otro: su idioma. Actuación posmoderna, tradición y renovación se dan la mano.


El primer capítulo del libro empieza con un aire a lo Walt Whitman y su Canto a mí mismo.


“Tú y yo del mismo mineral del mismo ojo
Fue tan bueno desvestirme y ser hierba
Y en vez de mis estrellas tengo espasmos”


Nely en esta entrega quiso apropiarse del espacio, de su país, fue auscultando paisajes, mitos. La claridad de sus textos no solo están en la luz que parece reinar en sus escenas. Su claridad también está en el mensaje de sus composiciones. La poeta utiliza un lenguaje directo, sencillo, algo que en la medida en que su producción crezca, se va enrevesando temas y tratamiento. El país, su concepción de nación siempre estará presente en sus libros.


La encarnada (El conjuro. Cultura literaria. 2009. Guayaquil)


Cuando leo el título de este libro no dejo de pensar en las uñas de los pies cuando se encarnan, el filo enterrado, recubierto de piel. La escritora sabe de silencio, de la ausencia de palabras, y sonidos. Sabe que cada vocablo es un ladrillo, un bloque, sabe que la escritura es construcción, tiene destreza en la selección de los materiales, (palabras). Los poemas de La encarnada ocultan, insinúan, pero discretamente forman un caos conceptual y fonético, la música interna de los textos es jazz. Las imágenes por momento precisas se diluyen en las vertiginosas sucesiones de los versos. Los poemas se me presentan abstractos, abigarrados, con un aire bizantino. Los poemas son nominales, pretenden comprender sensaciones. No son lamentos; hay un ajuste de cuenta, un reclamo, en el fondo hay dolor, pero sin llegar al sufrimiento, la felicidad es encriptada; el ejercicio de la escritura es más intelectual que testimonial.


Mientras sus contemporáneas escriben composiciones anecdóticas, sensibles, de fino lirismo, ella por el contrario se aleja del grupo, su escritura es conceptual. La lectura requiere de varias secciones, descifrar sus poemas por momento se vuelve difícil, pero es una dificultad que se disfruta.

Escritura que se ajusta a su respiración, a ráfagas. Respiración no fluida por la constancia de un cigarrillo entre sus labios. En la frase La encarnada se resumen las principales facetas de la escritora, ciudadana, persona cívica, que responde a un número de cedula: mujer, madre, intelectual comprometida con el devenir de su país. Carne que da vida a otras carnes, hijos, y libros. Intelecto, teoría y cariño. El ajuste del lenguaje se comprime; el lector tiene que intuir. Encarnada, encarnarse, carne al rojo vivo, que cubre, recubre, abraza, aprieta y asfixia. Produce dolor la condición humana, pero todo dolor es redentor, la carne se extiende, el leguaje dice más suprimiéndose, siendo cauto. Libro sereno, y a la vez intrincado. Toda escritura trata de desnudar, para arropar con palabras (traje poco seguro, si de protección física hablamos).

Las dos partes en la que está dividido el libro evidencia la dualidad de sentido, los semejantes que se yuxtaponen, la serpiente que se muerde la cola, las paralelas que en algún trayecto se cruzan. Ala y gris, la primera parte: vuelo a la pesadumbre, a la muerte. Ala y púrpura la segunda parte, vuelo a la vida, a lo activo, a lo cambiante. Nely es consciente: sus palabras son arquetipo más que testimonio.


Lengua profana (Sur editores 2008. Quito)


Se trata de un libro sosegado. El cuerpo está presente, las asociaciones bruscas, “tu nombre y mi nombre un mar¨. El libro está permeado de un aire iniciático. Como si la autora nos preparara para las obras venideras. Las composiciones no llevan título, reforzando la idea del todo en su escritura. Como si fuera poco no utiliza signos de puntuación. La madre, el recuerdo, su origen. Los temas domésticos son tratados con linaje. Hay una quietud que asusta, se sabe o se presiente algún suceso escalofriante, pero nunca uno se percata de qué se trata.

Nely Córdoba es una poeta que esconde el motivo de sus escritos. La serenidad hace gala en esta colección. El cinismo se asoma “el pueblo exhala regocijo innombrable ríe
desríe
sonríe
de sonríe
ríe por dolor

Hay autorreferencia a su escritura. Como si la poeta necesitase explicar su proceso. El propio título nos da una pista: Lenguas profanas, lenguaje contaminado, lenguaje mancillado. Tal parece que ella desea reinventar, inventar una forma para que todos sepan de su vida. Las imágenes que utiliza son recargadas, un tanto surrealistas “mariposas de nieve en sus ojos enroscada mi lengua”. Difícil poder descifrar qué hay detrás de estas palabras.

Una lengua enroscada no puede pronunciar vocablo; sin embargo, puede pronunciar sonidos, alaridos, gemidos, en ese lenguaje primigenio están mejores expresados todas nuestras alegrías, goce, y dolores. Nudo en la garganta que solo se desatar hablando, articulando palabras, Lenguaje profano.


Abismos en los ojos de Eva (Libresa.1998. Quito)


Poemas cuerpos, cuerpos para ser amado, o para ser golpeado, para recibir u ofrecer caricias. De la misma manera que una araña crea su tela para capturar a sus presas, los poetas confeccionamos un tejido (palabras) para habitar en él. Arquitectura frágil en los dos ejemplos. Poetas e incestos necesitan de saliva, en el primer caso para conectar las hebras, que conforman el enrevesado tejido pegajoso. En el otro ejemplo se necesita de saliva para paladear palabras, ideas, el pensamiento es un hilo. Cada libro que se llega a publicar es un cano, un carrete en el que esté enrollado, vida, lecturas, experiencias. Parecería que no podemos vivir sin tejer, sin unir, hacer nudos, amarres, asociaciones. El hilo por momento no es uniforme, la superficie es esponjosa, (lana). Un tinte feminista está presente en todo el libro. No es erótico, es hembra, tiene la capacidad de fecundar, hacer que el tiempo sea expansivo. Gen/génesis/cimiento/copula, animal instintivo. Versos de una intensa reflexión con los años vividos. Los poemas de Córdoba en más de una ocasión apelan a los fluidos residuales. “y bajo el puente espera al otro pordiosero y orinan al ritmo celestial de las palabras” como si nos quisiera decir: que escribir es ir dejando rastros, los residuos, los restos de una batalla. La huella es la materialización de esa escritura (los libros). El remanente de lo que fue, pero aún persiste.

Penúltimo laberinto. (Quito. 2007)

esta obsesión por tener adherido a mi carne me exhuma entre duende lascivos”. La escritora vuelve a esa fijación con la materia amada. Todo afecto afecta, transforma. Hay una búsqueda en vano en este libro, como si desde el primer instante se supiera que no se va a encontrar nada. La materia amada son los hijos, la familia, el cuerpo erótico del esposo o del amante. Las oscilaciones van de un extremo a otro; por un lado, lo corpóreo, por el otro lado, lo simbólico. Pero ella decide: “comienza a helarse los pies excitarse para la eternidad para darle a sorbos nos falta el cuerpo” en este solo verso la autora revela la carencia de materia corpórea; el laberinto es más psíquico que físico. Mujer académica que le llama la atención lo autóctono, las tradiciones de su país. Mujer amada y que ama, todo ese marullo se impregna y los niveles de lecturas se resignifican. Cuerda que la escritora tensa para que el lector salga victorioso del laberinto que ella misma ha edificado con lo mejor que tiene: su
propia existencia.

Tiempo de lobos (El ángel editor. Quito 2019)

La autora utiliza palabras herméticas, pero sin llegar a niveles exagerados. El motivo del libro no se devela, como las cortinas de lienzo fino que se cuelgan en los ventanales solo para que la intensa luz no pase, atenuando el resplandor. Tiempo de lobos es un libro de reclamo social, sin llegar al grito en medio de la plaza, ni a las huelgas tan habituales en nuestro contexto. Es un repaso a los últimos años de la política nacional. No llega a la anécdota, el ejercicio poético no apela a citar nombres, tampoco existen dedicatorias. La autora decide no ser directa. En Latinoamérica la producción artística intelectual tiene una relación natural con los procesos sociales.

El lenguaje hace alusión a accidentes geográficos, volcanes, flora y fauna. La palabra se engarza, se entrelaza para que el odio, el desprecio no sean las únicas lecturas.

No es casual: la justicia es representada en una mujer con los ojos vendados, trae una balanza en las manos. Los textos en su mayoría cortos sin la utilización de signos de puntuación, ni mayúsculas, característica de la poesía de vanguardia. Escritura corrediza que se desplaza de un libro a otro, de un tema a otro. Algunos poemas están conformados por dos o tres versos, u oraciones. “Coágulos en mi lengua murientes rostros sangran en el mar. Gula de murciélagos festín de lobos asedia”.

El tono es discursivo a pesar del simbolismo del libro, los poemas están escritos como si estuvieran compuestos para ser leídos en una tribuna, como para interpelar al móvil que le dio origen al propio libro (La política). El libro narra sensaciones. “Cuando habla tiembla, agonizan las rosas”. La vida pública se cruza con los retazos de la vida privada. El lenguaje se congela en algunas partes, el miedo reinaba por aquellos años en que la escritora sitúa el texto, miedo sobre todo para las personas que piensan, y opinan. Escribir es hacer política, es denunciar, de lo contrario la escritura no tiene tuétano, columna vertebral. Criticar, es valorar, dar valor, es desnudar, es desempacar el texto, despojarlo de los aceites y posturas, ver hasta dónde llega la obra. Sentir la piel de la escritura, si fuera posible traspasar esa piel y golpear lo escrito solo para ver cuánto puede soportar. Todo ejercicio intelectual se alimenta de la vida. Nely Córdoba con este libro compromete su obra, da testimonio del devenir del Ecuador.

Una valoración literaria es una conversación errática con el texto. Conversación interrumpida por faenas de un alcance menos artístico. Al terminar la lectura de los libros de Nely, una sensación persiste: las protuberancias se acoplan como las montañas de la serranía quiteña que tanto le gusta a la autora. No deja de fumar, el cenicero marca la distancia entre poeta e interlocutor. De entre sus labios salen palabras y humo.

Fotografía cortesía de la autora

Yanier H. Palao (Holguín, Cuba, 1981) Escritor, restaurador y artista de la plástica, miembro de la UNEAC. Obras publicadas: Sombras del solo, Ediciones Holguín, 2005 (Poesía). Peces en bolsas de nylon, Ediciones Ávila, 2009 (Poesía). Premio “Poesía de Primavera” de la A.H.S en Ciego de Ávila, 2008. Música de fondo, Ediciones La Luz, 2010 (Poesía). A la intemperie, Ediciones Holguín, 2011 (Poesía). “Premio de la Ciudad”, Holguín, 2010, y “Premio Puerta de Papel”, del Instituto Cubano del Libro, 2013. Vaciados, Ediciones Aldabón, 2011 (Poesía). “Premio Cauce”, UNEAC Pinar del Río, 2010. Esteros, Editorial Abril, 2013 (Poesía). “Premio Calendario” en Poesía, 2012. Es coautor, junto a Luis Yuseff, de la selección La Isla en versos: cien jóvenes poetas cubanos. Ediciones La Luz, 2010. Recibió la beca de creación literaria que otorga el proyecto “Torre de Letras”, que dirige la escritora Reyna María Rodríguez, 2016. En el 2018 publicó por Letras Cubanas Óxido. Por diez años estuvo laborando en la restauración del centro histórico de la Habana. Producto de ese trabajo sus manos envejecieron prematuramente. Quiso ser arqueólogo, geólogo, todo lo escondido, lo enterrado le fascina. Sus artículos de opinión aparecen con frecuencia en; El museo de la disidencia. El árbol invertido. Alas tensas. Su libro más reciente es “País excéntrico” (Iliada ediciones, 2021)

2 comentarios

  1. […] “Un tour por la obra de Nely Córdova: humo y palabras” Por Yanier H. Palao — trasdemar […]

  2. Me encantó querido. Resultó un viaje interesantísimo y fuera de serie. Eres genial escritor mi querido Yanier. Me impresiona tu estilo… Aplausos y más aplausos. Dejas en el lector una incógnita (sin resolver); un afán por saber más de la poeta y su obra. GRACIAS a ti autor de la reseña literaria y GRACIAS a la revista TRASDEMAR por su bella publicación.
    -Nelly Córdova Aguirre-

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